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El riesgo de alterar la forma farmacéutica de los medicamentos

18 de marzo de 2016

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Picar, triturar, disolver, son solo algunas de las tantas “manipulaciones” posibles que con frecuencia se realizan sobre los medicamentos. Muchas veces impulsados por la ingenua intención de facilitar su administración bajo determinadas condiciones.
Algo que no todos conocen y que resulta muy importante advertir, es que cápsulas, tabletas, comprimidos y otras, son presentaciones farmacéuticas que en absoluto fueron escogidas al azar y mucho menos de manera arbitraria. Por el contrario, su elección tuvo una total intencionalidad y quedó definida desde la etapa de desarrollo del fármaco, ya que de ella dependería en gran medida la posterior efectividad del medicamento una vez ser administrado.
Al hablar de forma farmacéutica, conceptualmente nos estamos refiriendo a la disposición individualizada a que se adaptan las sustancias medicinales, denominados principios activos, y los excipientes, o sustancias inertes o auxiliares, para constituir un medicamento con el fin de conseguir su administración.
De manera indiscutible las diferentes formas farmacéuticas en que se presentan los medicamentos influyen en su actividad terapéutica, ya que la elección de una determinada forma responde a las características particulares de la vía de administración que le corresponde.
Es por esta razón que cualquier manipulación que se realice sobre el medicamento en su forma original puede repercutir en su efecto posterior. De ahí que, en teoría, todos los medicamentos deben ser administrados sin manipular.
Sin embargo, el comportamiento en la práctica dista mucho de este enunciado. La mayoría de los medicamentos utilizados hoy en día vienen presentados en forma sólida. Por lo general es una conducta habitual partir o triturar las tabletas y abrir las cápsulas para disolver el polvo.
Ciertamente, en la mayoría de los casos esto se hace por la dificultad del paciente para deglutir los medicamentos o por los trastornos de comportamiento que padece, aunque en múltiples ocasiones también se debe a la necesidad de ajustar la dosis del medicamento que se debe administrar en cada toma.
Sea cual fuere la razón, debe saber que triturar los medicamentos puede acarrear riesgos, ya que no todas las formas farmacéuticas sólidas pueden desintegrarse sin sufrir alteraciones importantes.
Este es el caso de las tabletas con recubrimiento especial, el cual tiene la función de proteger al principio activo frente a la agresividad del medio gástrico para facilitar la absorción en el intestino. Cuando este tipo de medicamentos son pulverizados, se corre el riesgo de eliminar los beneficios de la formulación en los principios activos, pudiendo dar como resultado la inactivación del fármaco.
Muchas veces, además de favorecer la conservación de los principios activos y protegerlos contra factores de alteración, las formas farmacéuticas de algunos medicamentos enmascaran y corrigen los olores o sabores desagradables, por lo que la trituración acentúa estas características negativas del fármaco.
También es muy común que la fragmentación del medicamento se realice para ajustarse al tratamiento y obtener la dosis prescrita por el médico. Esto puede tener graves consecuencias clínicas, ya que en ocasiones se pueden tomar dosis equivocadas que pudieran significar un grave peligro para la salud como sucede con algunos fármacos, mayormente tabletas de pequeño diámetro, en las que con un simple error al partir se puede pasar de la dosis terapéutica prescrita a la dosis tóxica, con grave riesgo para la salud.
Por eso la mejor recomendación a dar en estos casos, es que converse con su médico todos los problemas que se le presentan al momento de tomar su medicamento, de modo que el pueda evaluar desde el inicio las diversas opciones de tratamiento disponibles que mejor se ajustan a su caso y evitar ponerse en riesgo al alterar la forma farmacéutica del medicamento prescrito.

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