Nace Alberto Yarini

4 de marzo de 2016

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Rolando Aniceto

 

 

Si Alberto Yarini pasó a la posteridad en la historia habanera fue por proxeneta, sin embargo, en opinión de muchos, entre ellos del doctor Eduardo Robreño, más que chulo, fue político, un destacado cacique conservador del bario de San Isidro.
Alberto Manuel Francisco Yarini y Ponce de León, hijo de don Cirilo José Aniceto y de Juana Emilia, y tercer hijo del matrimonio, nació en La Habana el cinco de febrero de 1882.
Cursó la primaria en una escuela privada capitalina, luego marchó a Estados Unidos y regresó en 1898, terminada nuestra Guerra de Independencia, pero sin profesión u oficio alguno, a pesar de que su padre era un destacado dentista cubano, profesor de esa especialidad en la Universidad de La Habana y miembro fundador de la Sociedad Odontológica.
Terminaba el siglo XlX y comenzaba la zona de tolerancia en el barrio de San Isidro. Prostitución, juego, drogas, ilegalidades que hacían al barrio más vulnerable a los políticos en el poder.
Desde 1909, y después de la segunda intervención norteamericana en Cuba, ocupaba la primera magistratura el liberal José Miguel Gómez, segundo presidente electo de la recién instaurada república.
Dos partidos se disputaban la jefatura del Estado, los liberales y los conservadores. Hacía falta un líder de la oposición en San Isidro, alguien joven, simpático, con dinero, que ayudara a cualquier necesitado y que fuera respetado por su hombría. Y nadie mejor que el carismático y elegante chulo Alberto Yarini, presidente del Comité del Partido Conservador en el barrio de San Isidro, dominado por proxenetas cubanos y franceses. Uno de estos últimos, Luis Letot, trajo de Francia a la más linda mujer vista en el Barrio, la Petite Berthe, quien durante uno de los viajes de su chulo a Europa en busca de más mujeres, se fue con el cubano Yarini.
A partir de este hecho se agudizaron las rivalidades entre galos y criollos, las que culminaron con el asesinato de Yarini en la calle San Isidro número 60, el 21 de noviembre de 1910, altercado en el que murió también Luis Letot.