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Un poco de historia (IX)

25 de septiembre de 2015

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Tal como prometí, hoy dedicaré mi comentario al genial músico austriaco Wolfgang Amadeus Mozart de quien ya ofrecí algunas informaciones relacionadas con su infancia.
Luego de deslumbrar al público europeo cuando solo tenía trece años, fue empleado en la corte del arzobispo de Salzburgo a recomendación de su padre. Recordemos que era la época de los mecenas quienes dominaban y pagaban a los artistas que, para ellos, solo eran parte de la servidumbre; por lo que debían someterse a sus caprichos. Pero el joven Mozart no tenía espíritu de sumisión, y luego de una discusión con el arzobispo, fue expulsado de la corte –algo que disgustó mucho a su progenitor–, por lo que marchó a Viena. A los veintiséis años se casó con Constanza Weber, sin imaginar entonces que solo le quedaban ocho de vida. A pesar de las dificultades económicas por las que atravesó, su genialidad como compositor siempre le abrió las puertas del éxito, y así, por ejemplo, su ópera Las bodas de Fígaro (1786) elevó su fama a la cumbre y, hasta sus arias se convirtieron en melodías bailables de gran popularidad.
En su vida personal, Mozart poseía un carácter muy jovial e, incluso, inmaduro, pero su trabajo era otra cosa, pues lo asumía con una seriedad extraordinaria.
Otra de sus óperas más conocidas es Don Giovanni, que debido a la complejidad musical empleada por Mozart, a la que el público no estaba acostumbrado, no fue muy bien acogida en su estreno; pero el autor no se dejó amilanar y continuó creando obras inmortales, a pesar de que su salud se iba deteriorando; así compuso óperas como: La flauta mágica y La clemencia de Tito, escrita para la coronación del Rey de Baviera, que fue un fracaso.
Mozart escribió cientos de partituras, en casi todos los formatos existentes: para orquesta, para instrumentos solistas y orquesta, música de cámara… Y todas son obras geniales, aunque las más famosas son sus óperas buffas, en muchas de las cuales colaboró el libretista Lorenzo da Ponte.
Si analizamos la música de Mozart, debemos decir que, aunque parezca simple, es muy compleja, y en ella existen elementos franceses, italianos y alemanes, muy bien combinados.
De sus cuartetos de cuerda, seis están dedicados a Haydn y son considerados obras maestras del género. En sus obras pianísticas, debido al dominio que poseía del instrumento, escribió verdaderas joyas musicales, como puede apreciarse en sus conciertos para piano y orquesta. En cuanto a sus obras sinfónicas, la utilización de los instrumentos de viento superó la sonoridad lograda por Haydn. Mozart también escribió música religiosa entre cuyos títulos resalta la Misa en do menor y el Réquiem en re menor, obra utilizada en la excelente película de Milos Forman: Amadeus, cuyo tema central no se refiere a la vida del genio de Salzburgo, sino a la lucha entre la envidia (personificada por Salieri) y el talento (personificado por Mozart). En realidad, Salieri fue un músico talentoso y no existió tal situación entre ellos, pero no olvidemos que la ficción permite esas licencias. Otro aspecto que quiero aclarar es que Mozart no fue enterrado en una fosa común ni el carruaje entró en solitario al cementerio, sino que en esa época no existían lápidas personales y el ritual funerario tenía características que no es tema de este comentario.
Lo importante es que Mozart fue un genio de la música, cuya obra ha trascendido a través del tiempo, y siempre será escuchada e interpretada en el mundo.

 

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