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Desmantelamiento de la soberanía

27 de agosto de 2015

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Hijo predilecto del Club Bilderberg, una entidad que trata de dominar al mundo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) nació hace 70 años bajo la égida de Estados Unidos, nación que lo utiliza para desmantelar la soberanía nacional y expandir la forma más salvaje del capitalismo, el neoliberalismo, eludiendo cualquier intento de cercenar su poder de mando.
En este sentido, el presidente de China, Xi Jinping, urgió recientemente a los países a los países del grupo BRICS (que integra junto a Brasil, Rusia, la India y Sudáfrica) a que impulsen la estructura de la gobernación del FMI por medio del incremento de la representatividad y de la voz de los países en desarrollo y de los mercados emergentes.
Pidió construir una economía mundial abierta, apoyar un mecanismo de comercio multilateral, promover las negociaciones de la Ronda de Doha para proteger los intereses legítimos de los países de mercados emergentes y los en desarrollo, y garantizar que cada nación disfrute de oportunidades, normas y derechos iguales en las actividades económicas y comerciales internacionales, es decir, todo lo contrario a lo que pretende EE.UU. y sus aliados.
La ficha oficial dice que el FMI es una institución internacional que “fomenta la cooperación monetaria internacional; facilita la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional; fomenta la estabilidad cambiaria; contribuye a establecer un sistema multilateral de pagos para las transacciones corrientes entre los países miembros y elimina las restricciones cambiarias que dificulten la expansión del comercio mundial”
Además, “infunde confianza a los países miembros, poniendo a su disposición temporalmente y con las garantías adecuadas, los recursos del Fondo, dándoles así oportunidad de que corrijan los desequilibrios de sus balanzas de pagos sin recurrir a medidas perniciosas para la prosperidad nacional o internacional, para acortar la duración y aminorar el desequilibrio de sus balanzas de pagos” Su sede, por supuesto, se encuentra en Washington, la capital de Estados Unidos.
En realidad, subrayo, el FMI es uno de los engendros nacidos del conocido y exclusivista Club Bilderberg, que dirige la banca mundial y que, al igual que en la década de 1930 –aupadora del nazismo-, ha hecho que diversas partes de Europa se enfrenten hoy a un colapso económico. El Bundesbank y el Banco Central Europeo, dos de los miembros más poderosos, han impulsado la obsesión por la austeridad, que ya ha llevado a un país europeo, Grecia, al borde del colapso, con la ayuda de la corrupta clase dirigente del país, tras la caída del gobierno progresista de Tsyriza.
Esta organización ha sido fuertemente criticada en las últimas décadas, debido al papel dominante que tienen los países desarrollados dentro del organismo, lo que causa que oriente sus políticas globales al fomento del neoliberalismo.
En esta misma línea ha impuesto a los países en vías de desarrollo —y más recientemente a algunos europeos— programas económicos, a cambio de préstamos condicionados a su cumplimiento, basados en el Consenso de Washington -reducción del déficit y el gasto público-, las políticas monetaristas y el ya mencionado neoliberalismo, lo cual aumentó la brecha entre ricos y pobres y empeoró los servicios públicos, como la sanidad.
También está embarrada por su promoción y apoyo a dictaduras militares anticomunistas durante la Guerra Fría, y es causante directa de los actuales y graves problemas sobre medio ambiente y alimentación.
De ahí la justa exhortación del Presidente de la Republica Popular China para democratizar y “amarrar corto” a una entidad que ha tenido que ver con que desde Oslo a Atenas, la extrema derecha esté resurgiendo, alimentada por el aumento de la pobreza y del desempleo.
La ira y el cinismo están corroyendo la fe de los ciudadanos en la democracia y en el Estado de Derecho. Una vez más, el valor de los bienes y activos se vaporiza ante los ojos de sus propietarios. La divisa europea está amenazada de ruptura, mientras que los que tienen dinero buscan refugio en francos suizos o en el oro y los jóvenes con talento huyan de sus países hacia el extranjero, en busca de oportunidades, mientras los más necesitados son excluidos o mueren ahogados en frágiles embarcaciones.

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