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Macedonia y la OTAN

18 de mayo de 2015

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Eran otros tiempos: la zona búlgara fronteriza con Yugoslavia exquisitamente cultivada, un remanso de paz. El límite yugoslavo era con Macedonia, donde imperaba lo agreste y nada laborado, pero sí tenso militarmente.
Cuarenta y tres años después violentos combates estallaron en la región, donde presuntos terroristas, entre ellos kosovares, se enfrentaron a fuerzas del ejército macedonio.
Se trata de los enfrentamientos más violentos registrados en Macedonia en 14 años, lo que provocó una fuerte inquietud en la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que temen que se repita un conflicto similar al del 2001, que durante seis meses opuso a las Fuerzas Armadas macedonias a rebeldes albaneses que exigían más derechos.
Macedonia, una ex república yugoslava, tiene 2,1 millones de habitantes, en su mayoría eslavos. Un cuarto de la población es de origen albanés.
De una manera u otra, todo es resultado de la agresión imperialista que volatilizó la hasta entonces unida Yugoslavia y ha ido entregando sus partes a la Alianza.
Pero antes de los combates se conoció que cerca del 80% de los habitantes de Macedonia no quieren ingresar en la OTAN, agregándose al veto griego, ya que Atenas considera que el nombre de Macedonia solo le pertenece a ella, como una de sus provincias.
La zona que históricamente se llamó Macedonia pertenece a la actual república del mismo nombre y a los Estados de Serbia, Bulgaria y Grecia.
En Atenas se asegura que Grecia desea que el problema se resuelva, pero acusa a los gobernantes macedonios de intransigentes, al mantener el nombre de República de Macedonia desde que fue aceptado por unos 120 países de la ONU, entre ellos Estados Unidos.
Grecia, en todo caso, ha reducido su presión, ya que ahora la acepta junto a una referencia geográfica. Según la prensa griega, las opciones serían ‘Nueva’ Macedonia o ‘Alta’ Macedonia
El problema podría solucionarse si se siguiese el consejo de que “la pertenencia a una antigua región de la historia tiene que servir para unir a los países, no para enemistarlos”.
De todas maneras, y aunque no creo en el destino, la prensa imperial dice que el de Macedonia es el de pertenecer a la OTAN, donde hasta ahora ninguna nación que entra puede salir, y su dirección, controlada por Estados Unidos, acepta todo lo que puede servir para amenazar a Rusia, oponerse a China y conseguir los principales recursos de la vasta región.
En este contexto, y aunque no tengo datos precisos, se habla de un proyecto de la compañía norteamericana Albanian Macedonian and Bulgarian Oil (AMBO) Corporation, que propone un oleoducto que partiendo de Bourgas (Bulgaria), corta toda la península balcánica a través de Yugoslavia, para venir a caer en el puerto de Vlore, en Albania, frente a Brindisi, en Italia. Esta tubería tendría capacidad para transportar 750 000 barriles diarios.
Los ministros de la Unión Europea dieron su aprobación a este último plan, que interesa vivamente a Italia, Alemania y Francia, y cuenta en los Balcanes con la aprobación de Bulgaria, Macedonia, y Albania.
Y en el terreno petrolero interesó también a Mobil y a Chevron (siempre con una omnipresencia divina). Financieramente, atrajo al Banco Mundial y a subsidiarias internacionales.
En el orden militar, ya Estados Unidos logró que Macedonia, sin integrar la OTAN, participara en las agresiones a Iraq y Afganistán, y en maniobras dentro del territorio europeo. Y en el futuro, ¿quién lo duda?, podría ser peor.

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