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Los gatos a la gatera

17 de abril de 2015

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De acuerdo con los últimos acontecimientos, todo indica que ya “los gatos marchan hacia la gatera”. O sea, que los distintos aspirantes se dirigen a la línea de arrancada desde donde finalmente deberán partir quienes sean finalmente señalados como candidatos presidenciales a la codiciada  primera magistratura de la nación en los Estados Unidos de América, con vistas al próximo mandato que deberá iniciarse en enero de 2016.

Esta vez, no son pocos los observadores que señalan el inicio del carnaval electoral con suficiente o exagerada anticipación, a la vez que aseguran los costos de la campaña que se elevarán a cifras nunca antes vistas, atreviéndose hasta a más de cien mil millones de dólares, lo que augura ingresos astronómicos para quienes han sido en los últimos tiempos grandes beneficiarios: las mayores cadenas de televisión.

No olvidar que en la nación imperial estadounidense ya entró en vigor la antidemocrática e inmoral disposición,-aprobada por la Corte Suprema de Justicia,- de que los grandes consorcios financieros, empresas monopólicas, bancos, aseguradoras, farmacéuticas, de telecomunicaciones y, -por supuesto,- el sonado complejo militar-industrial, pueden contribuir de manera libre e ilimitada al sostenimiento de las campañas. Era una práctica que siempre se llevó a cabo más o menos discretamente pero ahora es bendecida plenamente por la ley.

Y hay aspirantes presidenciales tomando posiciones al respecto y preparando condiciones para las futuras mordidas que darán a los más nutridos centros de poder económico. Por ejemplo, el candidato republicano Jeb Bush ya declaró que “el siguiente presidente debería impulsar una revisión de nuestra estrategia militar para que podamos satisfacer las necesidades del siglo XXI con la capacidad de defensa del siglo XXI”

En un artículo publicado en “The National Interest por parte de Robert Haddick, ex militar y actual contratista independiente de defensa, aparece tal afirmación de Bush bajo el significativo título “Las Fuerzas Armadas de EE.UU son peligrosamente obsoletas”.

Para apoyar el mensaje de aliento del posible candidato Bush al complejo militar-industrial con propósitos evidentemente recaudatorios, el autor Haddick subraya que “al analizar la Revisión Cuatrienal de la Defensa, que enumera la fuerza de combate planeada para 2019 se llega a la conclusión de que es prácticamente idéntica a la estructura de fuerza de 2001”.

Concluye el experto que “en la historia del  Ejército de EE.UU., difícilmente se encontrarían otros casos de estructuras de las fuerzas prácticamente casi iguales a lo largo de un período de dos décadas”, para finalizar haciendo claramente un llamado; “Nuevas tecnologías militares, junto con desafíos nacientes y derrotados, alteran el paisaje estratégico creando la necesidad de innovación, adaptación y una redistribución de recursos de defensa”.

Por supuesto, no será este el primero ni el último mensaje dirigido al complejo militar-industrial por parte de los candidatos presidenciales en liza.

Ellos se enfrascarán a partir de ahora en una febril carrera por los elevados recursos requeridos para el carnaval electoral, seguramente compensados posteriormente por los presupuestos de guerra.

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