Grupo Minorista II

20 de marzo de 2015

|

Rolando Aniceto

El 20 de mayo de 1902 encontró al país con un pensamiento altamente elaborado. De ahí la fuerte oposición a la Enmienda Platt.
Los primeros 20 años de vida de la República enmendada se caracterizaron, en lo político, por dos alzamientos liberales con sublevaciones de mandos militares, frente a las arbitrariedades de igual número de comisión presidenciales.
El primero de ellos en 1906, conocido como la Guerrita de Agosto, trajo como consecuencia la segunda intervención militar norteamericana.
El segundo ocurrió en 1917 contra los intentos reeleccionistas de Mario García Menocal, pero al ser capturados sus principales dirigentes y no recibir éstos el apoyo norteamericano, fracasaron.
También en 1912, miles de miembros de la Asociación Independientes de Color, al ser ilegalizados se alzaron en todo el país. Se quemaron cañaverales y el pueblo de la Maya fue incendiado. Durante los tres meses de operaciones los sublevados tuvieron más de tres mil bajas, entre ellos sus dirigentes Evaristo Estenoz y Pedro Ivonet.
Comenzaba la tercera década del siglo con la acentuación en el deterioro de las virtudes ciudadanas, el robo del erario mediante chivos y botellas y la dependencia de la economía nacional.
Orígenes
Es en la segunda década del XlX  cuando Rubén Martínez Villena y un grupo de jóvenes intelectuales de izquierda, comienza a reunirse en cafés capitalinos las noches de los sábados, para intercambiar asuntos artísticos y literarios.
Se aceleraba el latifundio azucarero y aumentaban las inversiones foráneas. Surgían movimientos feministas en todo el país y tomaban auge las huelgas obreras y estudiantiles.
El gobierno de Alfredo Zayas creaba el llamado Gabinete de la Honradez, para llevar a cabo el plan del general norteamericano Enoch Crowder, que incluía, entre otras injerencias, la reforma de la constitución y la rebaja del presupuesto estatal.
Comenzaban los jóvenes sabáticos sus tertulias y trabajaban en la creación de la poesía moderna de Cuba, que agruparía las mejores obras a partir de 1882.
En marzo de 1923 el gobierno decide adquirir el Convento de Santa Clara por 2  millones 350 mil pesos.  Antes la iglesia había vendido el inmueble a unos particulares por menos de un millón. El secretario de Hacienda se negó a firmar la transacción y lo hizo el de Justicia Erasmo Regüeiferos.
El domingo 18 de marzo los jóvenes intelectuales culminaban un almuerzo en el restaurante Chinchurreta, de Compostela y Porvenir, cuando decidieron dirigirse a la Academia de Ciencias de La Habana a escasas cuadras del lugar.