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¿Aparece de nuevo la polémica? Telegonía: ¿Sí o no?

27 de marzo de 2015

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“Telegonía, polémica teoría que propone que los hijos
heredan características de exparejas de la madre”

 

131Hace ya muchos siglos, probablemente debido a algunas de sus observaciones,  Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.) sugirió que era posible que la progenie de un macho y una hembra pudiera heredar rasgos de otro macho que se hubiera apareado anteriormente con la hembra. Durante muchos siglos, y especialmente en la Edad Media, la creencia en la telegonía estaba ampliamente extendida. Es una de las razones por las que se veía con malos ojos que alguien se juntase con una persona divorciada, y por la que los reyes, durante mucho tiempo y para garantizar la pureza del linaje, sólo se relacionasen con vírgenes que pudiesen garantizar dicha condición. Es el caso del galés Eduardo de Woodstock, conocido como el Príncipe Negro, que se casó por amor con la ya casada Juana de Kent, lo que condujo a temer por el hecho de que su linaje no fuese completamente perteneciente a la Casa de Plantagenet, que  fue la dinastía reinante  en Inglaterra entre 1154 y 1399.
Fue el biólogo alemán  AugustWeismann (1834 –  1914) el que empleó por primera vez el término telegonía, para conceptualizar el fenómeno sugerido antes, que se resume en la idea de que embarazos previos podían determinar características de las descendencias posteriores.Weismann proponía para explicarlo que los espermatozoides que habían alcanzado el ovario después de la primera unión sexual podían penetrar en ciertos óvulos que todavía eran inmaduros, “impregnándolos”.
La teoría se hizo célebre cuando lord Morton (George Douglas, 16to conde de Morton, 1761 – 1827) cruzó una yegüa con un cuaga (subespecie extinta de cebra común) obteniendo un híbrido. Posteriormente, apareó a la hembra con un caballo árabe, y su descendencia parecía poseer características del cuaga. Lord Morton comunicó este hecho a la Real Sociedad de Londres en 1821.
El científico y filósofo francés Felix Le Dantec (1869 – 1917) mencionó en su obra de 1899 “Evolución individual, herencia y Neo-darwinistas”, dos ejemplos con animales y uno con humanos, para demostrar la veracidad del fenómeno.

La telegonía influyó también en algunos argumentos de obras literarias como “Madeleine Ferat”, de Emilo Zola publicada en 1868, el libro se basa en la idea de que, en una mujer, la primera experiencia sexual deja una huella indeleble que la marcará de por vida. También en “Don Casmurro”, de Joaquim María Machado de Assis, publicada en 1899, donde el narrador y protagonista de la novela, Don Casmurro, cuenta la historia de su vida y, sobre todo, la de sus amores con Capitú, desde la infancia hasta la edad adulta, y hasta que descubre su supuesta infidelidad, encarnada en su único hijo, Ezequiel.

Así, durante muchos siglos, la telegonía se consideró un axioma; posteriormente, con los adelantos de la genética, fue rechazada y quedó en el olvido. Sin embargo, ahora, en estos primeros años del siglo XXI, ha vuelto a irrumpir, con cierta fuerza, en el panorama científico. En el número de septiembre del 2014 de EcologyLetters se ha publicado, que en algunos animales, los machos no progenitores pueden influir en los rasgos del resto de descendientes de la hembra. El estudio se llevó a cabo con moscas dela especie Telostylinusangusticollis, esta especie es nativa de Nueva Gales del Sur y el sur de Queensland (Australia). Son moscas grandes, de hasta 2 cm de longitud, y se reproducen en troncos putrefactos de Acacia longifolia y otros árboles. Ellas se están utilizando en investigaciones acerca de la dieta, el envejecimiento, la plasticidad del desarrollo, y la herencia no genética.

En estas moscas, las crías de la madre adoptaron características genéticas de sus parejas sexuales anteriores, después que los científicos cruzaran hembras inmaduras con machos grandes y pequeños.Cuando las hembras ya estaban fértiles, volvieron a cruzarlas. El resultado fue sorprendente: las crías engendradas por el segundo macho poseían el tamaño del primero, con lo cual se dedujo que era posible transmitir rasgos adquiridos a la descendencia de parejas posteriores de una hembra.La investigación, la llamaron Revisitando la telegonía y la realizaron investigadoresde la Universidad del Norte de Gales. Señalaron que, el tamaño de las crías estaba determinado por el tamaño de la primera relación de las mismas, no del auténtico progenitor. La conclusión es que aquellas que mantuvieron su primera relación con un macho de gran tamaño dieron lugar a descendientes de mayor envergadura, aunque el progenitor real de este hubiese sido una mosca pequeña.  Siguen apuntando los científicos que, este efecto puede deberse a la hipotética absorción, por parte de la hembra, de las moléculas del semen del primer macho.
Llevándolo al plano humano, los investigadores señalan que se sabe que los rasgos que presentan las familias no están únicamente influidos por los genes que se pasan de los padres a los hijos. Varios mecanismos no genéticos de herencia hacen posible que los factores medioambientales puedan influir en las características de un niño, de manera que los nuevos descubrimientos realizados con las moscas, muestran que un macho puede transmitir también algunas de sus cualidades adquiridas a las crías engendradas por otros machos. Pero… ¿podrá esto aplicarse a otras especies?Aún  están muy lejos de desentrañar dicha relación en otros animales como mamíferos, y hasta en los seres humanos, pero no descartan dicha posibilidad. También recuerdan que, como la telegonía fue desechada como inaceptable, apenas existen investigaciones realizadas sobre la misma.
También, el pasado año, en el Instituto Henan de Ciencia y Tecnología de Xiangsiang en China, se publicó un artículo en la revista Gene, afirmando la posibilidad de este fenómeno nada menos que en las mujeres. El autor de la publicación basa sus afirmaciones en el descubrimiento de genes fetales en la sangre materna, por lo cual, la penetración de otras células por el esperma -algo que ya había  publicado A. Bendich en Scienceen 1974, refiriéndose a que el esperma puede penetrar en otras células del organismos distintas de los óvulos-junto a la habilidad del RNA para modificar el genoma, sientan las bases de una posible telegonía en los humanos. Es decir, el esperma, después de penetrar en el útero, es absorbido por el organismo femenino y ejerce una influencia sobre los óvulos que aún no están maduros, como sugería ya Weismann, el ARN de los espermatozoides podría alcanzar los óvulos inmaduros provocando esa “impregnación”. De manera que, según explica el autor, hay descubrimientos recientes que permitirían considerar que esta antigua teoría no es tan descabellada.
¿Qué piensan científicos de otras universidades?Los científicos de otras universidades se muestran tan convencidos como cautelosos ante tales descubrimientos. En TheGuardian, desde la Universidad de Oxford,se señala que habría que recurrir a otras especies como los ratones para saber si podría ocurrir en humanos, pero reconocen que hasta hace poco se habría pensado como algo imposible porque se pensaba que el genoma del ADN sólo se pasaba a las futuras generaciones por el macho, ahora la situación ha cambiado, cosas que se pensaban que eran imposibles podrían, de hecho, no ser tan descabelladas. Apuntan también que el principio de la telegonía es teóricamente posible para casi cualquier animal de reproducción interna, y que históricamente no ha habido muchas evidencias sobre ello.

Si bien la telegonía, es un fenómeno que, a priori, parece ser imposible, ciertamente es un tema que ha causado una discusión que se ha extendido durante siglos entre los seres humanos. La pregunta es: ¿Puede parecerse un hijo a la ex pareja de la madre? El debate se ha vuelto a abrir.
Recordemos que…”la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla

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