ribbon

La rumba no es como ayer

9 de marzo de 2015

|

“La rumba no es como ayer”: vieja sentencia virtualmente nacida al amparo del hecho rumbero, y que encarna diferentes lecturas para puntualizar que las oportunidades, suertes, destinos, o albures, deleitadas ayer, resultan hoy ocurrencias radicalmente diferentes.
Con un vistazo contemplativo hacia la expresión rumbera de la tradición, o mejor aún del tiempo e’ paña… este precepto preserva un respeto por la dinámica clásica del rumbear y los francos patrones metroritmicos y politimbricos del ayer pero con una voz musical e inquietudes de hoy.
Pero en sí ¿qué es la rumba? ¿Cómo definir esta música en una suerte de géneros y formas musicales cubanas de éxito? ¿A caso es el resultado de una forma de hacer música? ¿Instituye, a partir de los diversos estilos que la componen una configuración musical? ¿Es una actitud ante la vida? ¿Incide en el comportamiento social de sus cultivadores? ¿Debe verse como una tipología especial en el ramal que enriquece prósperamente el concepto de “lo cubano”?
Por años, muchos han utilizado la frase “me voy de rumba”, “se fue de rumba”, “esta es mi última rumba”, “me voy con mi rumba a otra parte”, “la rumba no es como ayer”… para habitualmente trocarse como irse de fiesta, irse a otra parte, o disfrutar de un buen fiestón.
Todo parece indicar que la rumba resulta la síntesis más fecunda, depurada y original, cultivada por el pueblo y sus musicantes más auténticos.
La rumba diseña con rasgos distintivos una extraordinaria peculiaridad: la condición cubana de ser el más locuaz documento cultural de un pueblo nacido de concurrencias y disímiles encuentros etnoculturales.
A la rumba también se le puede definir como una callada síntesis de canto y baile, originados en los legendarios barracones de esclavos, y que hoy identificamos como una fiesta abierta practicada desde tiempos inmemoriales, por personas muy humildes de la raza negra, en lugares inhóspitos y marginales localizados en espacios suburbanos, y luego urbanos, preferentemente en los barrios circundantes a los puertos de mar, de las ciudades de Matanzas y La Habana.
Pero como ya reza el viejo adagio, el mismo formula que su espacio o entorno hoy, aunque no su esencia, resulta prácticamente otro. Diversas áreas sociales, geográficas, y puntuales inquietudes de carácter social, económicas y políticas ocupan a la rumba en esta época; si bien con la mayor observancia por los códigos expresivos, células y patrones rítmicos que la distinguieron por décadas, y que aún configura en el más que amplio espectro musical cubano.
Si bien, esta rumba de hoy quizás resulte afectada por un polémico y novedoso estilo aclamado como “guarapachangueo”  -que en ocasiones trata de adentrarse sutilmente en su modo rítmico-, y que en ocasiones perturba su mas auténtico aire “rumboso”, no es menos cierto que en su carácter puramente métrico y tímbrico, el citado “guarapachangueo” mantiene incólume la estilística del hecho rumbero, hasta legitimarla como un histórico complejo rítmico/cantable, con un aliento pletórico de frescura.
El viejo adagio de “hoy la rumba no es como ayer”, expone de manera abierta, un lenguaje rumbero envuelto en aires de alta estima, elegante, a veces polémico, a veces francamente rayano en un virtuosismo a ultranza, pero que, sin dudas, sale de lo más profundo del corazón, o como diría un viejo rumbero/santero: “de a kokán”,  para revelar facetas ocultas de una gran estirpe rumbosa/santera.

Galería de Imágenes

Comentarios