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Porfirio Rubirosa

20 de febrero de 2015

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porfirioEn vida, Porfirio Rubirosa fue uno de los hombres de quien más se habló en la prensa de Europa y de América. Personaje real, pero novelesco, hoy sobre todo se le recuerda como un célebre playboy y un aventurero con carisma, muy apropiado para llevar su biografía tanto a la pantalla como a la literatura.
Rubirosa fue embajador del régimen de Rafael Leónidas Trujillo en La Habana de 1958 y 1959, hasta el triunfo de la Revolución, cuando abandonó el país.
Rubi, así lo llamaban en familia desde pequeño y también sus allegados, llevó en La Habana de finales de los años 50 la vida que él siempre acostumbró hacer entre la alta sociedad, a saber, el juego, la diversión, las conquistas amorosas y el despilfarro sin límites de una fortuna que acopió sobre la base de matrimonios con mujeres que figuraban entre las más ricas del mundo, porque ciertamente sus habilidades para la seducción fueron notables y él las utilizó como todo un profesional.
Llegó acompañado por su esposa de entonces, la actriz francesa Odile Rodin, y de su paso por La Habana, por sus casinos y centros nocturnos, así como de sus encuentros con los personajes de la política trujillista y batistiana, aunque nunca se tomó muy en serio la condición de embajador pues resumía su filosofía de la vida en estas palabras: “No me sobra tiempo para trabajar”
Rubirosa era, pese a todo, popular y admirado, y no carecía del encanto que le atrajera la amistad de mujeres y hombres célebres, ricos y poderosos. Corredor de autos de la escudería Ferrari, jugador de polo, buscador de tesoros en el Mar Caribe, piloto de aviones de combate, poseedor de caballos de raza, amén de diplomático, conocedor de idiomas y cazafortunas, eran algunos de los oficios que enriquecían su currículum.
Nacido en Santo Domingo en 1909, durante su niñez se trasladó con los padres a París, donde estableció relaciones con personajes influyentes y permaneció por muchos años. Al regresar a Santo Domingo, el dictador Trujillo lo puso a su servicio, por lo que Rubirosa terminó cortejando a la hija de aquel, Flor de Oro, con quien se casó. El matrimonio fracasó —según se dice por las continuas infidelidades de Rubirosa— que a fin de cuentas le dieron publicidad y fama de seductor.
Se ha dicho que el escritor Ian Fleming se inspiró en episodios de su vida para la creación del personaje de James Bond. Rubirosa murió en un accidente, al estrellarse con su Ferrari en París el 5 de junio de 1965.

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