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La lógica del Imperio

14 de enero de 2015

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Lo que se vislumbraba como indicios a principios de año, ya es un hecho: los denominados Fondos Buitre no solo han intensificado
sus ataques especulativos contra Argentina, sino que los ha extendido a Brasil, al iniciar una demanda contra Petrobrás, acusándola de falsear la información contable.
Así trata de provocar un descalabro financiero en la región, lo cual responde a una estrategia que utiliza tal cuestión como campo de batalla contra determinados procesos políticos.
Se trata de una guerra sin armas, desde el tema judicial y con objetivos políticos, pero que tiene todo un proceso de carácter violento, porque esa forma de actuar y presionar para someter a los gobiernos y que paguen en cualquier forma es una práctica de la mafia.
Y aunque tiene un carácter aparentemente judicial, responde al mismo proceso imperial de lograr todo lo se que propone mediante las armas.
Así actúa la política del capitalismo, desde el clásico hasta el neoliberal, contra los pueblos del Tercer Mundo, aunque también afecta a naciones industrializadas, al destruir unos dos billones de dólares de valores patrimoniales.
Fíjense si es así que cuando Alemania, la nación que controla la Unión Europea, libera billones de euros para el crédito y sube el techo de autofinanciación, hace que todos los países europeos reduzcan sus subvenciones para el Programa Mundial de Alimentos en por lo menos un 40%.
Ejemplo de lo que ha originado lo tenemos en Bangladesh, donde se suprimieron las comidas escolares y un millón de niños están enfermos y permanentemente desnutridos.
Pero los poderosos no aprenden, y ahí tenemos otro ejemplo de ello en Suiza, donde el contribuyente pagó 61 000 millones de dólares por el rescate del banco más grande, el UBS, siempre al borde de la bancarrota, pero los banqueros se repartieron entre ellos bonos por millones de francos suizos.
Es decir, el saqueo y la impotencia de los gobiernos que se comportan como mercenarios son totales.
Ello es más alarmante cuando cifras extraoficiales reportan que cada cinco segundos un niño muere de hambre, y 47 000 personas todos los días; y mil millones están permanentemente desnutridas, cuando la agricultura mundial en su estado de desarrollo actual podría alimentar sin problemas a 12 000 millones de seres humanos.
Tal lo atestigua en sus libros Jean Ziegler, ex Relator Especial para el Derecho a la Alimentación del Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, al denunciar el carácter absurdo y criminal de las políticas del capitalismo hacia los pueblos del Tercer Mundo.
El orden mundial del capital financiero globalizado es letal –epidemias, muertes por contaminación del agua, etc.- y al mismo tiempo, subraya Ziegler, es absurdo, mata sin necesidad, porque es el orden de las oligarquías y del capital financiero globalizado. En el plano de la lucha contra el hambre el fracaso es absoluto.
Y lo peor es que mientras no se resuelve el problema del hambre, cada vez se gasta más para hacer la guerra.
Un ejemplo de que vivimos en un mundo de lo absurdo lo tenemos en Estados Unidos, que produce el 25% de las mercancías industriales y la materia prima es el petróleo; necesita 20 millones de barriles diarios de los cuales importa el 61%.
Se puede importar de regiones como Oriente Medio o Asia Central, lo que le obliga a mantener un ejército absolutamente desmesurado y, por lo tanto, el presupuesto federal está totalmente parasitado por los créditos militares. Pero no importa, porque esa es la lógica del Imperio.

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