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Las dos garras del buitre sionista

3 de diciembre de 2014

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Aunque el buitre en sí es beneficioso, por eliminar las perjudiciales carroñas, el que nos ocupa alegóricamente tiene cada una de sus garras en lugares tan distantes como Argentina y la ocupada Palestina, como demuestran los ataques del lobby judío, con el fin de desestabilizar al actual gobierno de Cristina Fernández; así como los incentivos económicos del régimen de Netanyahu para que los árabes abandonen Israel y se instalen en territorio palestino.
Antes de proseguir, quisiera distinguir entre sionistas y judíos, ya que si los primeros son en su mayoría judíos, entre los segundos hay de todo.
En los últimos días, el politólogo argentino Adrián Salbuchi reiteró que detrás del nuevo intento de derrumbe de la economía de su país, están los “sicarios económicos” del sionismo internacional conocidos como “fondos buitre”, al tiempo que denunció sus planes para establecer un estado patagónico en la región argentino-chilena.
Aunque medios de comunicación occidentales, principalmente argentinos, han tratado de descalificar las afirmaciones de Salbuchi, se sabe de un denominado Plan Andinia, tal como lo admitió en el 2003, el entonces jefe del Ejército Argentino, el general Roberto Bendini, ante estudiantes de la Escuela de Guerra.
El Plan Andinia es una teoría divulgada en 1971 por el ultraderechista profesor de economía de la Universidad de Buenos Aires, Walter Beveraggi Allende, en el cual se actualizan y recuperan las acusaciones antisionistas de los denominados Protocolos de los sabios de Sión.
Cuatro años más tarde de la primera aparición del Plan Andinia, y pocos meses antes del golpe de Estado de Videla, el mismo Beveraggi publicó “La inflación argentina”, en cuya tapa aparecían un mapa de la República Argentina y el esteorotipo de un judío crucificado con Estrellas de David.
Según esta teoría conspirativa, el plan trataría de un supuesto complot para desmembrar la Patagonia de Argentina y de Chile y crear allí otro Estado judío. Aunque esta teoría es relativamente reciente, tiene como base la mención que Theodor Herzl (1882) en su libro El Estado judío (Der Judenstaat) hizo de la posibilidad de comprar tierras en Palestina o en la Argentina para la creación de un Estado judío.
LA OTRA GARRA
La otra garra nunca ha dejado de estar en las entrañas de la tierra palestina, y pienso que los incentivos económicos propuestos por el régimen sionista a los árabes surgen luego que países de la Unión Europea reconocieron al Estado de Palestina.
Asimismo, la proposición de Tel Aviv tiene que ver mucho con la agrupación de los palestinos en Cisjordania y Gaza, para después, con falsos pretextos, proseguir la “limpieza étnica”.
Se sabe que el asesinato de tres jóvenes israelíes que desató la más reciente masacre en Gaza, fue realizado por un colono judío y ocultado por las autoridades centrales.
Y es que el sionismo es un movimiento expansionista, colonialista, basado en la discriminación racial que ha utilizado progresivamente el medio militar para facilitar la ocupación del territorio palestino, la primera colonia sionista del mundo.
Teodor Herzl, corresponsal de un diario vienés en Francia, escribió y publicó El Estado Judío, por lo cual es considerado el padre del sionismo, movimiento político, racista, de esencia colonizadora, originado por la manifestación de los nacionalismos en la Europa del siglo XIX.
Esta corriente fundamentalista, escrita por un ateo, se sirvió de la fe, un sentimiento religioso como el judaísmo para materializar el proyecto de ocupación y despojo de la tierra del pueblo palestino, asentado en esa zona por lo menos unos  3 000 años antes de nuestra era y habitada por seres humanos, antepasados de los árabes, durante unos dos millones de años.
La obra de Herzl se publicó en 1896 y un año después se realizó el Primer Congreso Sionista en Basilea, auspiciado por él, donde pronuncia el discurso que ordena que Palestina sea ocupada.
Lo más terrible de su propuesta es la manera cómo habrían de afectar a la población originaria. “…si se quiere hoy en día fundar una Nación, no hay que hacerlo a la manera que hace mil años fuera la única posible. Sería una insensatez regresar a estados de cultura ya superados…si tuviéramos que exterminar a las fieras en determinado país, no lo haríamos a la manera de los europeos del siglo V. No atacaríamos aisladamente a los osos, armados de jabalinas y lanzas, sino que organizaríamos una grande y alegre cacería, dando batida a las bestias hasta tenerlas reunidas y entonces les arrojaríamos una bomba de mininita (veneno)”.
¿Quién puede dudar que no ha sido esta la práctica en todas las masacres que el sionismo ha cometido en contra del sufrido pueblo palestino en su propia tierra, desde la llegada de los primeros colonos hasta la fecha, incluyendo las cometidas en campos de refugiados?

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