La memoria del 8vo Encuentro Nacional de grabado

28 de octubre de 2014

Artes plásticas, Encuentro Nacional de Grabado, Octavio Irving, Taller Experimental de Gráfica de La Habana

Por Onedys Calvo
Fotos Alexis Rodríguez

Eventos como el Encuentro Nacional de Grabado, el Premio La Joven Estampa en Casa de las Américas, y las exposiciones La Huella Múltiple, han estimulado por décadas los presupuestos técnicos y conceptuales de una expresión profundamente arraigada en el arsenal creativo de la plástica cubana desde la época colonial. En nuestra historia del arte más cercano, la generación del noventa, integrada por grabadores como  Katia Ayón, Sandra Ramos, Ibrahim Miranda y Abel Barroso, encontró en el propio fundamento técnico del grabado, elocuentes resortes para una obra de altas implicaciones formales y conceptuales.

Sin embargo, en los últimos años varios han sido los factores que han desdibujado el potencial de esta manifestación. Entre ellas, la ausencia de los eventos que permitían su visualización y confrontación. Este jueves, en el Taller del Callejón del Chorro, se presentó el catálogo del 8vo Encuentro, que sucedió al 7mo, 6 años después. También con un año de retraso – como últimamente suele suceder-  ha llegado la publicación. A propósito del acontecimiento, reflexionamos con Octavio Irving, grabador, actual Director del Taller Experimental de Gráfica de La Habana (TEGH), Presidente de la Sección de Grabado de la UNEAC, y uno de los gestores de este último encuentro.

 
OC: Cómo valoras la esperada 8va edición del encuentro nacional de Grabado, ya que fuiste su principal promotor?

 
OI: Se imponía la necesidad de organizar un evento de este tipo. Primero la muestra de concurso, una modalidad tradicionalmente realizada para estimular este tipo de creación. En un principio tuvimos la intención de abrir el espectro técnico, incluyendo propuestas más experimentales como el arte digital,  pero creo que eso no fue muy entendido ni por los artistas ni por los organizadores, así que finalmente la muestra se movió por nociones más tradicionales. No obstante creo que la muestra principal abarcó desde el punto de vista estético un amplio espectro de la variedad de al menos una parte de la producción gráfica. Además se organizaron diez muestras colaterales. Yo creo que el proceso de organización no fue el más feliz, quizá por los años que hacían que no se celebraban y porque se organizó con cierta premura. Pero de todas maneras se hizo el evento acompañado también por un evento teórico y hubo mucha participación de los estudiantes de grabado, que es nuestra principal cantera donde se genera el movimiento del arte. Lo que no conseguimos fue mucha representatividad de provincia, aunque sí, sobre todo en las colaterales, hubo una buena representación del grabado que se hace hoy.

OC: Consideras que hay un acomodamiento en términos plásticos de los artistas que hacen grabado hoy en Cuba?

 
OI: Creo que existen casos muy particulares de artistas en el país que realmente están en esa cuerda heredera de la generación de los 90 y que en su obra mantienen esa metodología de experimentar, de crearse nuevos caminos a partir de ese uso más novedoso del grabado. Pero en términos generales sí creo que hay un acomodamiento en la manera de asumir la tradición del grabado. En ese sentido los talleres de grabado juegan un papel fundamental, o sea, debe generarse desde los propios espacios de creación esa mirada más abierta, más desapegada, sin desestimar la tradición, sino quizá a partir de ella tradición proponer soluciones más contemporáneas, más frescas, sobre todo de los procedimientos, de la visualidad, de la obra resultante y su puesta en escena que son elementos que están presentes en el grabado, en su proceso creativo, y que los artistas  no aprovechan del todo.

OC: El  catálogo es un documento de suma importancia para los eventos, pues constituyen su memoria al tiempo. Cumple esta publicación con las expectativas de los grabadores participantes en el 8vo Encuentro?

 
OI: El catálogo mantiene el mismo formato de los dos encuentros anteriores de 2004 y de 2007. Recogen el cúmulo de obra total de la muestra central. Esperábamos que también recogiera un poco más de información con relación a las muestras colaterales, que fueron diez. Inicialmente estaba previsto que aparecieran imágenes y algo de texto de cada una de ellas, porque esas propuestas diversificaron el evento y lo expandieron por toda la ciudad de La Habana. Esa fue una estrategia que pensamos que era importante porque  ubicaba al grabado y al evento en diferentes ámbitos expositivos, no solo en Centro de Desarrollo, donde se expuso la muestra de los 50 artistas finalistas y donde sesionó el evento teórico.  En ese sentido habrá que trabajar también en la próxima edición del evento, en que la documentación recoja la totalidad de lo que se compartió con el público.