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Familia y ancianidad

28 de noviembre de 2014

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pict.phpPara nadie es un secreto la importancia que tiene la familia para los ancianos al convertirse en eso que denominamos una red de apoyo social para los que llegamos al envejecimiento, sobre todo, porque es una edad, en que otras relaciones sociales van finalizando, por infinidad de causas como puede ser la jubilación, la pérdida de seres queridos allegados, amigos, pareja, hijos, padres, a lo que debemos agregar las limitaciones que surgen para asistir a un número de actividades que hasta hace poco formaban parte de su cotidianidad, y por ello, la familia pasa a ocupar un lugar importante dentro de la vida de los ancianos que conviven con ella.
Con la llegada a la ancianidad, se produce un cambio sustancial, para el que no estábamos preparados, ni habituados, porque hasta el momento, han sido los padres, abuelos de hoy, los que han cuidado de nosotros, y de momento, se produce ese canje, en el que debemos convertirnos en celosos cuidadores de ellos. Es aquella frase tan popular, que dice, “Son como niños y niñas, pero la tarea es más difícil, porque a los pequeños podemos regañarlos, castigarlos o controlarlos más fácilmente, pero a los abuelitos y abuelitas, no, porque precisamente no son niños.
Decíamos que la familia es la llamada a ocupar esa responsabilidad porque es la que en estas altas edades más se desean y anhelan. A los ancianos les satisface ser queridos por su familia, esa que contribuyeron a formar y a crecer, y sobre todo, porque es su obra mayor, y no es tanto que se sientan con derecho, (que lo tienen), sino que prima más, ese deseo, esa satisfacción de saberse queridos y atendidos por esa propia familia que crearon además de que la familia es la principal proveedora de cuidados y de sostén real
Ya hemos señalado el hecho de la reducción de su radio de acción, de habilidades  y de personas con quienes acostumbraban a compartir, por ello, la familia, se convierte en su mejor defensa para aliviar esos espacios vacíos. En la familia están las personas con que cuentan para conversar, para compartir, para quejarse, o para disfrutar de momentos felices. Además de ello, es la familia quien le proporciona la seguridad económica, y le protege su salud, y son las personas que están dentro de ese espacio al que ha sido reducida su vida y su actividad diaria.
Existe una fuerte relación o asociación entre bienestar y satisfacción en estas edades con aquellos que funcionalmente interactúan con la familia, y que realmente desempeñan su función de grupo de apoyo social, además de una considerable disminución de las situaciones de estrés, propiciado por una adecuada integración de los abuelos y abuelas a la familia y viceversa.
Ya hemos aprendido en otros capítulos de cómo las situaciones de estrés  pueden determinar en el estado de salud, y aunque en estas edades puedan padecer de  una enfermedad crónica, o se encuentren limitados por alguna discapacidad, se puede alcanzar ese estado de bienestar físico y mental, lo que hace posible que su paso por la última etapa de su vida sea de una forma más agradable y  satisfactoria, lo cual repercute en ese deseo y anhelo de vivir mucho más tiempo con calidad de vida.
En el caso de nuestro país, es frecuente el interés por parte de los familiares cercanos de mantenerlos dentro del hogar y no en instituciones, incluso, todavía se valora el hecho de enviarlo a un hogar de ancianos como algo pecaminoso, y cuando se hace, pues se justifica con sobrados elementos ante la sociedad, y generalmente, salvo raras excepciones, cuando son llevados a estas Instituciones se mantiene un buen vinculo y con frecuencia, se llevan al hogar para que comparta con la familia.
La familia es el elemento o aspecto que más contribuye a que se tenga una percepción de la presencia de una alta calidad de vida en la ancianidad, erigiéndose como la principal fuente de ayuda, compañía, cuidado y respeto para las personas en esta etapa de la vida, además de considerarse, como el grupo social fundamental que debe asumir esa ayuda que se requiere en estas edades.
Conocemos que existen una serie de factores objetivos y subjetivos dentro de la familia que puede obstaculizar este desempeño de relación y atención al anciano, sobre todo, si tenemos en cuenta, que la continuidad de  la familia se mantiene y preserva, sobre la base de la convivencia de diferentes generaciones, que en la mayoría de los casos, conviven bajo el mismo techo, en esa categoría que denominamos hogar, que no es lo mismo que decir, “la casa de la familia”, que el “Hogar de la familia”, esta última, es una categoría superior, más acabada y perfecta.
La convivencia de esa diversidad generacional, trae aparejado diferentes sentimientos, demandas, manifestaciones emocionales, costumbres y hábitos que pueden provocar que la misma sea en ocasiones difícil, pero no por ello, puede y debe convertirse en algo imposible.  Les propondría profundizar la próxima semana en este tema relacionado con la convivencia en familia de diferentes generaciones.

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