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Buitre imperial

23 de junio de 2014

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Los injustos fallos de la “justicia” en Estados Unidos en favor de los “fondos buitres” contra Argentina para llevarla a la quiebra, hay que unirlos a la creciente desocupación en Europa, la masiva anulación de conquistas sociales, la prolongación de la edad para jubilarse y la reducción de las ayudas sociales, como en Francia; los ataques especulativos contra la moneda brasileña y los esfuerzos para desestabilizar a Venezuela, entre otros aspectos.
Los llamados fondos buitres compran las deudas de los países pobres y los no tanto, como Argentina, a bajo precio, y luego se la exigen a su valor inicial, con intereses desorbitados.
Su método consiste en comprar en el mercado secundario de la deuda, a precio de saldo, las deudas de países en desarrollo a espaldas de éstos, y a continuación obligarlos por la vía judicial a reembolsarlos a alto precio, es decir, el importe inicial de las deudas más los intereses, sanciones y diversos gastos judiciales.
Esos depredadores de las finanzas, establecidos mayoritariamente en los paraísos fiscales, ya habrían acumulado como mínimo 3 000 millones de dólares y, obviamente, cuentan con proseguir su funesta empresa, puesto que en la actualidad arrastran por los tribunales, además de Argentina, a una decena de países africanos en una cincuentena de procesos.
En el caso de Argentina, la presidenta Cristina Fernández denunció en la más reciente reunión del Grupo de los 77 más China  las prácticas dañinas del sistema financiero, y citó casos como el de los fondos de inversión especulativos, los ya mencionados “fondos buitres”, que compran deuda externa y estrangulan el crecimiento de los países.
Fernández se preguntó “qué país va a reestructurar sus deudas” si después los esfuerzos de los gobiernos se ven mermados a partir de maniobras de personas con intereses en entramados políticos de financiamiento de campañas”.
Pero esto no solo hay que verlo en Argentina, porque a varias  naciones de América del Sur que han logrado remontar décadas de atraso, se les quiere trasladar la crisis que otros han producido.
Así, esos “fondos buitres” exigen a Buenos Aires, bajo la amenaza de que se caiga toda la reestructuración de la deuda, que se les pague a ellos de diferente manera que al más del 90% restante de acreedores que confiaron en Argentina durante los cambios estructurales emprendidos en el 2005 y el 2010.
En África el problema es peor, a pesar de que algunas naciones desarrolladas hayan condonado la deuda externa de algunos países, porque esta vuelve a surgir cundo no se puede crecer económicamente.
Analicemos el problema en varios niveles:
África ha estado sometida durante las últimas décadas a la política del FMI y del Banco Mundial, que han provocado la creación de la mencionada deuda externa impagable a partir de los años 80 del siglo pasado. El resultado de las políticas neoliberales de los llamados Programas de Ajuste Social ha sido el desempleo, la liquidación de los subsidios a la agricultura y el gasto social, salarios de miseria, aplastamiento de los derechos laborales y pobreza generalizada.
La política del FMI y del Banco Mundial en África ha sido mucho más perjudicial que en América Latina. En Latinoamérica, estas instituciones se contentaban con vaciar de contenido al Estado y tutelaban los aspectos macroeconómicos de sus terribles ajustes sociales. En el más atrasado de los continentes han ido más lejos, llegando a gestionar los aspectos concretos de su economía, con lo que la devastación de estos países ha sido total.
El Banco Mundial y el FMI gestionaron aspectos de la microeconomía con decisiones tales como la rapidez con la que los subsidios debían ser eliminados, cuantos funcionarios tenían que ser despedidos, o incluso, como en el caso de Malawi, qué parte de la reserva de cereales del país debería ser vendida y a quien.
En otras palabras, se metieron en las mismas entrañas de la implicación del Estado en la economía agrícola para hacerla pedazos.
Y África no sólo tiene problemas financieros con su deuda externa. La realidad es aún peor, porque en un contexto de crisis financiera internacional sin precedentes, los países africanos están doblemente perjudicados.
Las naciones del África sub-sahariana, las castigadas de siempre, serán las que más sufran las consecuencias de la debacle financiera, que ha expuesto al 40% de los países en desarrollo de nuevo al riesgo del colapso.
La mitad de los países con menos renta (la mayoría africanos) perderán ingresos en este ejercicio. Pero a diferencia de las naciones avanzadas, estas economías no tienen ninguna posibilidad de encontrar financiación en los mercados internacionales mediante la emisión de deuda.
Por eso, el episodio de los fondos buitres en Argentina, extendido a varias naciones africanas, no es más que una parte de la típica respuesta del capitalismo a la larga crisis económica que no cesa y que, lamentablemente, pueda hacer que el buitre imperial decida emprender el errado camino de una gran guerra que destruya bienes y a millones de personas, y cree, si logra subsistir, el gran negocio de la reconstrucción en condiciones mundiales de servidumbre y semiesclavismo.

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