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Dime quién te demoniza…

13 de mayo de 2014

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Mientras Moscú y Sebastopol celebraban un nuevo aniversario de la derrota del nazismo, el ilegal régimen de Kiev desplegaba tropas a lo largo de la frontera con Rusia, las utilizaba para matar a decenas de personas que recordaban el acontecimiento en el puerto de Mariupol y estrechaba el cerco a regiones del este que pretenden separarse de Ucrania desde que el grupo reaccionario asumiera el poder mediante un golpe de Estado apoyado por Estados Unidos y aliados europeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
No importa que Moscú haya pedido a los partidarios de la independencia o adhesión a la propia Rusia la suspensión de las consultas al efecto, remedando el ejemplo de Crimea, así como que retirara sus tropas de la frontera, porque la cuestión es ignorar todo lo que haga el gobierno ruso con el fin de llevar la paz a la región y evitar que se utilice a Kiev como una “playa de turco” para lanzar cualquier peligrosa provocación que culmine en una guerra de enorme magnitud.
En la capital ucraniana, los líderes gubernamentales también recordaron el magno hecho, llamando hipócritamente a una unidad que hacen imposibles con la represión a la población rusoparlante.
Lo más notorio de esto es que militares norteamericanos ya se hallan en Polonia, preparando situaciones de guerra; Estados Unidos aumenta los incentivos para que otros aliados fronterizos participen en las presiones a Rusia, y agentes de la Agencia Central de Inteligencia siguen infiltrándose entre los militares ucranianos para detectar descontento ante el régimen impuesto en Kiev.
Todo esto se lleva a cabo en los momentos en que se vuelve a atizar la histeria contra el presidente ruso, Vladimir Putin, acusándolo de todos los males creados en la región por las andanzas del imperialismo norteamericano, a tal punto que se le llega a demonizar hasta en las cuestiones más elementales, comparándolo con el sanguinario líder nazi Adolfo Hítler, tal es el desparpajo.
Ya la OTAN  lo declaró como un enemigo total y a Rusia como su principal adversario, mientras Estados Unidos y naciones europeas desarrolladas amenazaban con nuevas sanciones a Moscú, con el fin de limitar su capacidad económica.
Tal como comentaba el  acucioso investigador cubano Santiago Pérez, del Centro de Estudios de Política Internacional, “la maquinaria de satanización occidental contra Putin se ha aceitado en esta crisis. La histeria de guerra fría, consensual al interior de amplios sectores de opinión pública de EE.UU. y Europa, puede aplicarse a otros actores con los que Occidente tenga diferencias sustanciales. Tal vez sea el inicio de un proceso que conlleve a la erosión del ‘síndrome del empantanamiento en Iraq o Afganistán”.
Pero ello, en vez de debilitar, fortalecerá a la figura de Putin, se incrementará el nacionalismo y se fomentará la unión ante la amenaza principal de Estados Unidos y secundaria de la Unión Europea.
Ucrania, como país, seguirá siendo fuente de inestabilidad para las relaciones internacionales en Europa. Allí seguirá imperando la ingobernabilidad y la desunión, impedimentos para lograr el desarrollo económico, alimentando a los elementos extremistas y retrógados que tratan de instaurar el neonazismo, mientras, subrayo, demonizan a Putin y toda Rusia, sus principales objetivos de destrucción.

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