ribbon

Camino pedregoso

12 de mayo de 2014

|

Esta Costa Rica que hereda Luis Guillermo Solís de Laura Chinchilla no es una panacea, sino que presenta desmesuradamente dos grandes retos que siguen pendientes desde hace décadas: la pobreza y la desigualdad.
En su discurso de toma de posesión, entre abundantes líneas poéticas y citas históricas, este académico y profesor universitario, reconoció  la enorme desigualdad que se vive en la pequeña nación centroamericana, independientemente de que las cifras de crecimiento sigan siendo positivas.
Y estos son retos que requieren de una estrategia más integral y no solo de que los números macroeconómicos repunten: mejorar las políticas de asistencia del Estado, fortalecer la educación secundaria y aumentar la educación técnica superior y las inversiones, son parte de la mezcla, junto con una producción creciente, una mayor generación de empleo y una inflación bajo control.
Solís, un polítólogo del nuevo Partido de Acción Ciudadana (PAC), quien llega al poder con un aura de honestidad, envidiable en Costa Rica, tendrá que solventar el déficit fiscal, que cerró el 2013 con un 5.4% del Producto Interno Bruto (PIB), y el retraso en proyectos de infraestructura.
En este contexto, dijo que los dos primeros años de su gobierno            de cuatro los dedicará a contener el gasto y recaudar mejor, para así ganar credibilidad ante los ciudadanos, y luego discutir una reforma.
Esa reforma reduciría el déficit en 4 puntos durante los cuatro años de Gobierno mediante la creación de la renta global y la renta mundial, así como una transformación del impuesto de venta en uno de valor agregado para generar un mejor control tributario y evitar la evasión.
Pero el déficit fiscal no es el único problema serio del país, porque el grave rezago en infraestructura se refleja en los índices del Banco Mundial, que ubican a Costa Rica entre los peores países en infraestructura.
El ranking 2013 sobre clima empresarial del Banco Mundial situó a Costa Rica en el lugar 125 en infraestructura, en el 128 en calidad de puertos y en el 133 en la cantidad de días para abrir un negocio.
Solís ha propuesto fortalecer el Ministerio de Obras Públicas y Transportes para que vuelva a construir por encima de las concesiones a privados, como se ha estado haciendo hasta ahora, anunció que se revisará un contrato que firmó el Estado con la empresa danesa  AP M Terminals para la construcción de un moderno puerto en el Caribe, valorado en cerca de mil millones de dólares.
En este eje, promoverá la “promoción del desarrollo fronterizo a través de las zonas económicas especiales, con énfasis en el puesto fronterizo de Tablillas; proyectos de reforestación, corredores biológicos e inversión en infraestructura”.
El nuevo presidente reconoce la necesidad de que Costa Rica mejore las relaciones con todos los países, independientemente                                                              de su rumbo ideológico y se considera un socialdemócrata, aunque, realmente, el PAC no tiene una ideología definida, porque hacia allí confluyen la mencionada corriente, la socialista y la socialcristiana.
“Esas tres se fraguan en una sola agenda que yo llamaría de centro progresista. Esto cuesta entenderlo, esto puede sonar confuso…  Pero es el resultado de una experiencia nacional en donde se mezclan de una manera bastante original y poco frecuente en América Latina los elementos reformistas con los elementos de liberalismo del siglo XIX. El PAC es quien recoge hoy, mejor que ningún otro partido, esa herencia”, aseguró.
Precisamente, el nuevo mandatario ya ha expuesto sus deseos de estrechar lazos con gobiernos progresistas de la región, algunos de los cuales enviaron  sus presidentes al acto, como Rafael Correa, de Ecuador, y Evo Morales, de Bolivia, entre otros, por lo que quizás en San José se extienda esa amalgama nacional y solidaria continental que despierta la inquietud del imperialismo norteamericano.
Como quizás algunos recuerden  Costa Rica tuvo en el pasado un papel de líder mediador en Centroamérica en los conflictos regionales, y al respecto señala Solís prioridades tales como el mayor desarrollo de sus nexos en la Cuenca del Caribe, o sea Centroamérica, más México, Colombia y el Caribe insular; mantener la relación con socios históricos -Estados Unidos y la Unión Europea- , y ampliar sus horizontes en la Cuenca del Pacífico, que incluya a la India e Indonesia.
Sabe que la tarea no es fácil, que habrá que vencer el “clientelismo tradicional” que “embarró” a anteriores mandatarios que ha coadyuvado a que Costa Rica sea un país culturalmente muy conservador y políticamente muy reformista.
Si quiere luchar por su pueblo, Luis Guillermo Solís tendrá que luchar contra esos “demonios” y no cejar en el andar por tan pedregoso camino.

Comentarios