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¿Guerra fría en dos frentes?

9 de mayo de 2014

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Los acontecimientos que vertiginosamente se suceden en cuanto a las posiciones que asumen el gobierno y el Congreso de Estados Unidos en sus relaciones con las otras dos grandes potencias mundiales, -Rusia y China,-. permiten confirmar los análisis, premoniciones o simples augurios que en los  últimos tiempos han hecho no pocos observadores, académicos, periodistas y otros estudiosos de la situación mundial y sus perspectivas.

En este caso, al coincidir en que la pérdida de capacidad de dominación e influencia por parte del imperialismo norteamericano, -lo cual atribuyen y explican por numerosas razones que aquí sería largo enumerar, -puede conducir a ese Imperio a asumir y provocar situaciones peligrosas y desesperadas al sentir la inevitable pérdida de hegemonía, han sido precisos en señalar que el evidente crecimiento del poderío de Rusia y China en todos los sentidos ha originado preocupación y nerviosismo en círculos dominantes de Washington que son, en definitiva, la cabeza del capitalismo como sistema en esta etapa neoliberal y globalizada.

Salvando las distancias y con las respectivas diferencias que la separan del anterior período de “guerra fría”, simbolizado por la división del mundo en dos sistemas, -capitalista y socialista,- con todas las consecuencias que eso implicaba, no cabe duda de que los asustadizos Estados Unidos parecen hacer decidido abrir dos frentes principales en este nuevo tipo de confrontación que, como ya dijimos, tiene diferencias pero también semejanzas con el que sucedió a la Segunda Guerra Mundial y se consideró, concluido con la desintegración de la URSS y la llamada “caída del muro de Berlín”.

Un aspecto principalísimo en la actual etapa la constituye el relevante papel de China, aproximándose a ser la más importante potencia económica del mundo y participando decisivamente como líder en numerosos terrenos del desarrollo científico, productivo, comercial y robusteciendo parejamente su presencia militar y sus relaciones en rápido ascenso con todas las regiones y países con transparencia y respeto mutuo.

El imperialismo de Estados Unidos ha pretendido darle vana respuesta, anunciando que Asia-Pacífico será su principal región de interés geoestratégico y geopolítico y hacia allí trasladará sus principales fuerzas aeronavales y relaciones económicas. Con el propósito de acelerar esos proyectos y cerrar el cerco alrededor de China, el presidente Barack Obama acaba de recorrer algunos países asiáticos, a los que busca arrastrar en estos planes y convertir en puntos de apoyo político y bases con facilidades aéreas y navales sin limitaciones.

En cuanto a Rusia, esta política de cerco y hostigamiento ya fue anunciada cuando contra toda lógica y compromiso se conoció de la persistencia de la OTAN, -una vez desaparecido el Pacto de Varsovia,- y de la nueva misión que se le confería como gendarme mundial, siempre bajo la conducción estadounidense

La sorpresiva recuperación económica, política y militar de Rusia a partir de la llegada de Vladimir Putin al gobierno moscovita, -inicialmente como primer ministro y luego como presidente,- se transformó en un obstáculo inesperado para los designios de Washington, empeñado en reducirla a la condición de país vasallo y pedigüeño, de segunda categoría.

Haberse autoadjudicado la condición de vencedor en la pasada “guerra fría” puede convertirse en una arriesgada sobrevaloración para el Imperio en las nuevas condiciones históricas que hoy vive el mundo.

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