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Alerta, alerta: abejas en peligro

9 de mayo de 2014

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A científicos, apicultores, organizaciones, prensa, se les atribuyen afirmaciones muy inquietantes tales como que las abejas “desaparecerán” en el futuro”.
2014-05-08 17-46-53_7  Alerta alerta abejas en peligro   Mayo 14A partir del año 1994, aproximadamente, comenzó a circular una frase achacada a Albert Einstein (1879-1955. Uno de los científicos más conocidos y trascendentes del Siglo XX) que decía así: “La especie humana no  duraría más de cuatro años si desaparecieran las abejas”. He leído recientemente que Snopes, también conocida como Urban Legends Reference Pages (es una página web  que sirve como fuente para la validación o invalidación de de leyendas urbanas, rumores de internet, hoax, cadenas de mensajes, y otras historias de procedencia incierta en la cultura popular) manifestó que si uno quiere que se preste atención a algo, no hay nada mejor que ponerlo en boca de alguien reconocido y respetado. Por lo tanto, leer que si las abejas desaparecen, y que nosotros le seguiremos en cuatro años, es sin duda aterrador, y si lo dijo Einstein, más todavía. Pero el asunto es que no hay ningún registro de que Einstein haya dicho tal frase. Investigadores especializados en citas de Einstein han buscado por todos lados, por sus libros, sus escritos, sus entrevistas, dichos, Etc, y nada. Incluso realizaron una revisión en los medios gráficos hasta 1955, año en que él sabio falleció. Tal frase surgió en el contexto de una protesta en Bélgica que realizaron los cuidadores de los panales de abejas. La frase se distribuyó en un panfleto de la Unión de Apicultores. Ellos decían que si los forzaban a salir del negocio, por culpa de precios bajos de la miel importada, entonces junto con ellos desaparecerían las abejas, y si ellas desaparecían, también lo haría el hombre. Las razones que daban es que el 85% de las plantas europeas dependen de las abejas para reproducirse. Será una reacción en cadena, dijeron. Y tenían razón. Lo que era falso en el discurso de los apicultores belgas era la atribución a Einstein de semejante dicho.
Lo que sí es un hecho real y muy objetivo es que las abejas están siendo afectadas y que su existencia en el planeta peligra. Así, leemos otras afirmaciones hechas y publicadas:
“EL 30% de la cosecha mundial y el 90% de las flores silvestres que pueblan el planeta, dependen de las abejas”: David Hackenberg, apicultor estadounidense. Se dedica al cuidado y cultivo de abejas. Fue galardonado con el premio que otorga la ABF (Federación Estadounidense de Apicultores) en el 2008.
“Alarma a consecuencia de un acelerado exterminio de las abejas por el uso de pesticidas. Se calcula que su población disminuye a un ritmo de entre hasta el 40% anual en algunos lugares”: Avaaz,  es una organización civil global fundada en enero de 2007, que promueve el activismo ciudadano en asuntos como el cambio climático, derechos humanos, corrupción, pobreza, derechos de los animales, paz y conflictos.
“Se estima que un 75 % de los cultivos que se producen al año en todo el mundo depende de la polinización realizada por abejas y otros insectos”, elEconomista.es (periódico digital)

¿Es real que las abejas se encuentren en peligro? ¿A qué se debe la desaparición masiva de abejas? Varias son las causas que los científicos atribuyen al desafortunado colapso que están sufriendo las colonias de abejas. ¿Qué es el colapso de las colonias?
Se llama colapso de colonias (o Colony Collapse Disorder, CCD, por sus siglas en inglés) a un fenómeno que comenzó a comienzos de la década del 2000 por el que una cantidad considerable de abejas obreras de una colmena desaparecen abruptamente sin dejar rastros. Aunque estas desapariciones han ocurrido anteriormente a lo largo de la historia de la apicultura, el término problema de “colapso de colonias” se aplicó por primera vez tras un crecimiento drástico del número de desapariciones en colonias de abejas en Norteamérica a finales de 2006. A partir de 2007, los apicultores europeos observaron fenómenos similares en Bélgica, Francia, Holanda, Grecia, Italia, Portugal y España, y también se emitieron informes preliminares en Suiza y Alemania, aunque en menor grado, mientras que la Asamblea de Irlanda del Norte recibió en 2009 informes de descensos superiores al 50%.
Las causas del síndrome no se comprenden bien, aunque muchas autoridades en la materia atribuyen el problema a factores bióticos, como:
•    La acción del ácaro parásito Varroa.
•    La aparición de hongos como Nosema apis y virus, como el virus llamado ‘Israeli Acute Paralysis virus’ (IAPV).
•    El uso de pesticidas y plaguicidas aplicado a los cultivos agrícolas.
•    El calentamiento global provoca que muchas plantas florezcan antes de lo previsto. De manera que, después de invernar, las abejas y otros insectos que dependen de estas flores se encuentran con plantas que florecieron hace tiempo y que pueden marchitarse antes.
•    Contaminación del agua que puede reducir la cantidad de néctar en las flores.
•    Agotamiento del sustento de las abejas por sobrepoblación.
•    Nuevos patrones migratorios.
•    Mayor estrés inmunológico debido a una combinación de todos estos factores.
•    De forma más especulativa, se ha aludido a la radiación provocada por teléfonos móviles y al efecto de las cosechas modificadas genéticamente para incorporar un control de plagas, aunque no hay pruebas para ninguna de estas dos posibilidades.
Las consecuencias de la desaparición de millones de abejas en el mundo llegan a la base de la cadena de alimentación…y entonces: …desaparecen frutos y vegetales que alimentan a insectos y a otros pequeños animales herbívoros que dan de comer a pequeños carnívoros que a su vez sostienen las poblaciones de grandes depredadores, entre estos: los seres humanos. Pero, es precisamente la actividad humana la que influye en la escasez y la contaminación del agua, en las alteraciones de los niveles de polen y de néctar a causa de los cambios en el clima y por factores medioambientales como es el abuso de los pesticidas.
Así, se ve perjudicado el abastecimiento de un planeta que alberga casi 7 300 millones de personas (de las cuales ya pasan hambre alrededor del 12,5%, o lo que es lo mismo, casi 870 millones de personas, según un informe sobre el bienio 2010-2012 difundido en Roma por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Según la ONU  en un estudio denominado  “World Population Prospects” la humanidad alcanzará  los 9 600 millones en 2050, ¿qué  haremos para ese entonces?.
Mientras se desarrollan distintas líneas de investigación para conocer a fondo las causas del colapso de las colonias,  se pueden poner en marcha políticas para limitar el uso de químicos en la agricultura, como ha hecho Alemania. Por ejemplo, prohibió la comercialización de ocho plaguicidas por causar la muerte masiva de abejas. La Oficina Federal de Protección de los Consumidores y Seguridad Alimentaria (BVL) suspendió el registro de estos productos usados en el tratamiento de semillas de cultivos como el aceite de colza o el maíz dulce. Dos terceras partes de las abejas de la región de Baden-Württemberg murieron tras la aplicación de un pesticida llamado clothianidin. Por otro lado, el 99% de las abejas muertas analizadas en un estudio científico presentaron acumulación de este producto químico. En Europa el clothianidin es comercializado por la empresa Bayer Cropscience con el nombre comercial Poncho.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) calificó estos productos como altamente tóxicos para las abejas. No es la primera vez que Bayer, uno de los líderes mundiales en fabricación de plaguicidas, es culpada por la mortandad de abejas.
En Francia, en 1999, fue prohibido su uso en semillas de girasol después de que su aplicación provocara la muerte masiva de abejas, y en 2004 se prohibió su aplicación en maíz dulce.
No sólo en Alemania y Francia están desapareciendo, las abejas están amenazadas en todo el mundo.
En algunos estados de los Estados Unidos, ha desaparecido hasta el 70% de las poblaciones de estos insectos, llaman a este fenómeno el “síndrome del despoblamiento masivo o del colapso de la colonia” y ya han puesto en marcha un programa de emergencia para combatirlo. El síndrome de despoblación de las colmenas fue la tapa de la revista Time en el mes de agosto. Este fenómeno se ha vuelto incontrolable en Estados Unidos.
En España,  las colmenas  han descendido un 25% (con picos de hasta el 40%) debido a múltiples y complejas causas, que además de las mencionadas, apuntan a los incendios que han arrasado numerosas regiones españolas y a factores climatológicos adversos, como las sequías de los últimos años, que han modificado los calendarios de floración de las plantas en ese país.
En Uruguay, un apicultor perdió 100 colmenas con cerca de seis millones de abejas. “Se fueron”, fue su lamentó. Expertos advierten que el fenómeno no está instalado en Uruguay pero sería cuestión de tiempo. No es solo este apicultor, según cuenta, el problema de la mortandad de las colmenas ha incidido en que la cantidad de apicultores en pocos años haya bajado de 4.500 a 3.100. Algunos perdieron todas sus abejas. En cinco años la producción de miel en Uruguay pasó de ser 36 kilos por colmena a ser solo 17.
Es inquietante saber que las colmenas están quedando vacías, sobre todo si se tiene en cuenta que el 80% de las especies de plantas con flores dependen de las abejas para ser polinizadas y que por tanto son el sostén de los ecosistemas.
Sin polinización no hay frutos, ni legumbres, ni hortalizas, ni vegetales… Su desvanecimiento está provocando pérdidas no sólo económicas sino también de biodiversidad y una hipotética desaparición de estos insectos sería una catástrofe.

 

Recordemos que…”la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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