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Nostalgia radical

2 de mayo de 2014

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Se acercan las próximas elecciones presidenciales en Argentina y comienzan a aflorar ilusiones y aspiraciones, sobre todo entre las capillas políticas que pretenden quebrar la continuidad del actual proceso de cambios económicos y sociales y la acentuada vocación integracionista y latinoamericanista iniciado por Néstor Kirchner y continuado por Cristina Fernández.

Como es de suponer, la más rancia oligarquía del país, los medios de comunicación a su servicio y los intereses siempre presentes de Estados Unidos coinciden en la necesidad de poner fin a la situación que vive el país, donde las grandes mayorías han vuelto a ser escuchadas y favorecidas  por los más recientes gobiernos, que se han mantenido firmes frente a todas las conjuras, incluso avanzando en las medidas de beneficio popular.

En una coyuntura como la que vive hoy Argentina, – no conociéndose aun quien será el candidato presidencial de las filas gubernamentales,- no es de sorprender que las derechas locales y el imperialismo acudan nuevamente a procurar el favor de la Unión Cívica Radical, el viejo partido radical, de dilatada historia en la política Argentina y caracterizado por gobiernos desastrosos en el manejo de la economía, siempre contra las aspiraciones de los trabajadores y favorecedor de la voracidad empresarial tanto doméstica como foránea.

Debe recordarse que, al margen de su larguísima historia anterior, los dos últimos gobiernos radicales padecidos por Argentina dejaron una huella lamentable y hasta sangrienta, culminando en crisis política, desastre económico y renuncia presidencial. Únicamente comparables con la saga delincuencial de Carlos Saúl Ménen.

Todo indica que los radicales, llenos de nostalgia, buscan socios para armar una coalición electoral con vistas a los próximos comicios y tratarán de lanzar un candidato propio, a pesar de que experiencias anteriores indican que este partido no es muy cumplidor en cuanto a sus compromisos electorales.

Observadores de la política Argentina señalan, no obstante, que este “regreso” de los ancestrales radicales no es como para tomarse en serio y no pasará  de ser más o menos un matiz en medio de la campaña electoral y mediática que seguramente se agudizará contra el candidato gubernamental, seguidor del rumbo trazado por Kirchner-Fernández.

Es indudable que la derecha oligárquica, los grandes medios de prensa y el imperialismo norteamericano seguirán hurgando en la búsqueda de algún candidato más “confiable” y con mayores perspectivas, un candidato cuya trayectoria o algunos antecedentes pudieran hacerlo creíble en una campaña llena de elementos de confusión, medias verdades manipuladas, trampas y millones.

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