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¿Un renacimiento musical en Cuba?

28 de febrero de 2014

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Descemer Bueno

Desde hace algún tiempo –y a pesar de la invasión de géneros musicales foráneos– podemos apreciar cierta inclinación hacia el rescate de la identidad musical cubana, cuando muchos compositores del patio están retomando lo más genuino de nuestras raíces, para crear sus obras. En cuanto a los intérpretes, muchos de ellos (incluso jóvenes) concluyen en sus repertorios obras pertenecientes a lo mejor de nuestra tradición y así, podemos escuchar: boleros, sones, guarachas… de autores como Sindo Garay, Manuel Corona, Miguel Matamoros, y tantos otros de un pasado que sentó pautas en la musica cubana.
Lo que acabo de comentar no significa que la invasión foránea haya disminuido, sino que, junto a ella, está tomando fuerza el rescate de nuestra cubanía. Y un ejemplo de ello lo constituye Descemer Bueno quien, con su aparición en nuestros escenarios, provocó una revolución entre la generación más joven, amante de las “novedades” y modas de importación, al interpretar un repertorio totalmente diferente y de una calidad indiscutible. Él ha demostrado que se puede hacer música popular de excelencia, sin imitar los patrones foráneos, sino rescatando y renovando lo mejor de nuestras raíces.
Siempre han existido compositores e intérpretes fieles a la identidad musical cubana, pero es ahora cuando se aprecia una mayor tendencia en esa dirección. Y esto no sucede sólo en la música popular.
Los compositores de formación académica, también sienten la necesidad de un rescate de identidad, recurriendo a nuestras raíces para escribir partituras sinfónicas, de cámara y obras para instrumentos solistas, donde se aprecian claramente sonoridades y ritmos ancestrales que ya no provocan rechazo, como en los estrenos de Amadeo Roldán y Alejando García Catarla o al escuchar una obra del compositor Brasileño Heitor Villa-Lobos. Hoy por hoy, el público cubano agradece disfrutar de conciertos (populares o no) donde se resalten los valores de la cultura musical cubana.
Nuestras raíces, africana y española, también están siendo recatadas en grupos de danza como el de Lis Alfonso o Irene Rodríguez, y hasta en el Ballet Nacional de Cuba se aprecia esa renovación, no sólo en obras con estas características, sino en la incorporación de determinados movimientos corporales.
En cuanto al jazz, cada día adquiere mayor fuerza la fusión de elementos pertenecientes a nuestros ancestros, Pero no olvidemos que en el nacimiento de este género en los Estados Unidos, participaron cubanos que habían emigrado hacia ese país, aspecto que considero de gran importancia dentro del fenómeno al que me refiero. Chucho Valdés, por ejemplo, había evidenciado su preferencia por crear una música cubana con todos los ingredientes de sus ancestros africanos, y esto continuó cuando decidió dedicarse al jazz, dándole ese toque que identifica al género que se hace en nuestro país como “cubano.” Y por el mismo camino continúa la generación de jazzistas jóvenes que, como Aldo López Gavilán, se han impuesto en la preferencia del público.
Entonces vale preguntarse: ¿estamos asistiendo a un renacimiento musical en Cuba? Yo creo que sí, ¿y usted?

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