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Paso a paso, con mucha paciencia

17 de febrero de 2014

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El cada vez mayor acercamiento entre la República Popular China y Taiwán constituye sin dudas un paso adelante en la distensión, así como, a mi modo de ver, un premio a los pacientes esfuerzos de Beijing por instrumentar su política de un país, dos sistemas, que ya funcionan plenamente en Hong Kong y Macao, ex colonias británica y portuguesa, respectivamente, con indudables beneficios para todos.     En ello ha tenido que ver en mucho la política adoptada por Ma Jing Jeou, del partido Kuomintang, el presidente taiwanés electo en el 2009 y reelegido en el 2013 precisamente por su política de acercamiento a la parte continental de China, visto con simpatías por la mayoría de los habitantes de la isla.
“Taiwán ha dejado de ser un alborotador que causa problemas para pasar a ser parte interesada y responsable”, dijo Ma, refiriéndose a los esfuerzos de su administración en buscar más lazos económicos con China e intentar mejorar las relaciones políticas.
Los detalles del acontecimiento en sí, realizado por primera vez desde la guerra civil en 1949, tuvieron como protagonistas a Wang Yu Chi, ministro del Consejo de Asuntos de China Continental del gobierno taiwanés, y su homólogo de la República Popular China, Zhang Zhijun, ministro de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado chino.
El encuentro tuvo lugar en la ciudad de Nanking, lugar que posee gran simbolismo para el gubernamental Kuomintang, porque en ella se encuentra enterrado el fundador del partido, Sun Yat Sen, quien es muy respetado en China.
La reunión se produjo pese a que el gobierno chino rechaza la soberanía de la isla, que de facto funciona como un país, aunque no ha declarado su independencia. Según la agencia France Presse (AFP), en la reunión no se izaron banderas y los anfitriones pidieron que no se nombraran las palabras “presidente” o “República de China”, nombre oficial de Taiwán. Además, dos medios taiwaneses fueron vetados para cubrir el encuentro.
El comercio entre los dos lados se ha duplicado desde 2008, hasta alcanzar 197 200 millones de dólares en el 2013.  Taiwán tiene un superávit comercial con China de 116 000 millones de dólares y sus compañías  han invertido cientos de millones de dólares en el continente.
DATOS HISTÓRICOS
Durante la guerra antijaponesa, el Kuomintang, conocido también como Partido Nacionalista de China, y el Partido Comunista de China establecieron un frente único nacional para resistir a la agresión del imperialismo japonés.
Tras la victoria en la guerra antijaponesa, la camarilla del Kuomintang encabezada por Chiang Kaishek y respaldada por Estados Unidos, desató una guerra civil a nivel nacional. El Partido Comunista de China dirigió al pueblo en una lucha de liberación que duró más de 3 años. El Kuomintang fue repudiado por la población de las diferentes  nacionalidades establecidas en el país, y el gobierno de la “República de China” manejado por el Kuomintang fue derrocado.
El primero de octubre del 1949, se proclamó la República Popular China, convirtiéndose en el único gobierno legítimo. Una parte del personal administrativo y militar del Kuomintang se retiró a Taiwán y con el apoyo del entonces gobierno de Estados Unidos se creó una situación de separación en el estrecho de Taiwán.
Bajo la situación de confrontación entre los bloques Este y Oeste, el entonces gobierno estadounidense, partiendo de su llamada estrategia global y tomando en consideración sus propios intereses, no escatimó esfuerzos para apoyar al Kuomintang en una guerra civil, ofreciéndole fondos, armas y personal, con la intención de acabar con el Partido Comunista de China. Sin embargo, no logró alcanzar el objetivo que esperaba.
Después de la fundación de la República Popular China, el gobierno estadounidense aplicó una política de aislamiento contra la Nueva China,  que subió de tono al estallar la guerra de Corea en 1950, cuando la Séptima Flota invadió el estrecho y la XIII Unidad Aérea entró y se estacionó en Taiwán. En diciembre de 1954, firmó con las autoridades de la isla el llamado “Tratado de Defensa Conjunta”, dejando a esa provincia china bajo su “protección”.
La política errónea del gobierno estadounidense de seguir interviniendo en los asuntos internos de China, provocó una prolongada situación de tirantez y confrontación en la región del Estrecho y el problema de Taiwán se convirtió desde aquel entonces en una enorme disputa entre China y Estados Unidos.
El aun reciente anuncio de la venta de armas, helicópteros y equipos de comunicación militar estadounidenses a Taiwán, con un valor total de 6 400 millones de dólares, provocó una fuerte respuesta del gobierno chino, que de inmediato suspendió las relaciones castrenses “a todo nivel” con Washington y amenazó con aplicar sanciones a las empresas de Estados Unidos que concreten operaciones de compraventa con Taipei.
“La nueva iniciativa estadounidense de vender armas a Taiwán, que forma parte de China, constituye una intervención chocante en los asuntos internos, pone en grave peligro la seguridad nacional y daña sus esfuerzos de reunificación pacífica”, afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China.
Gracias a la actual política del reelecto Presidente taiwanés y la actitud paciente, pero firme de las autoridades de Beijing se ha abierto un nuevo capítulo en las relaciones mutuas.

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