ribbon

Elecciones peculiares

22 de enero de 2014

|

Al igual que el también centroamericano El Salvador, Costa Rica será el 2 de febrero entrante escenario de unas elecciones presidenciales y legislativas que considero peculiares, con un candidato oficialista favorito para sustituir a la figura gobernante, con la que, asegura, no tiene nada que ver.
Además del presidente, los vicepresidentes y diputados de la Asamblea Legislativa, estos decimosextos comicios en el país desde la promulgación de la Segunda República, en 1949, no realizarán una elección de regidores, ya que una reforma al Código Municipal del 2008 unificó las de autoridades municipales a mitad de periodo, es decir, en el 2016.
Serán las primeras en las cuales, además de los poco más de tres millones los costarricenses en la nación, podrán votar los 200 000 que están en el exterior y casi 50 000 inmigrantes naturalizados (alrededor de 10 000 más que en las elecciones anteriores).
Para estos sufragios  se han inscrito alrededor de 13 candidatos, aunque, según las encuestas, son favoritos el ex alcalde de San José Johnny Araya por el oficialista Partido de Liberación Nacional, el diputado de izquierda José María Villalta, del Frente Amplio; el empresario liberal Otto Guevara, del Movimiento Libertario, en su cuarto intento por obtener la presidencia; el académico Luis Guillermo Solís, quien se autodefine como socialdemócrata, por el primer partido de oposición en el congreso, Acción Ciudadana,  y el abogado socialcristiano Rodolfo Piza, por el derechista Partido Unidad Social Cristiana.
Es de notar, el notable avance de la izquierda en una oposición que está muy fragmentada, favoreciendo a la figura carismática de Araya quien, subrayo, a pesar de ser un candidato oficialista, se ha proyectado a sí mismo como ajeno a la administración actual.
ALGO PARA  OLVIDAR
Wikipedia recuerda que las previas elecciones presidenciales se realizaron el domingo 7 de febrero del 2010 como estaba previsto, en las que resultó ganadora la candidata Laura Chinchilla Miranda, del Partido Liberación Nacional, al que pertenecía el presidente de turno, Óscar Arias Sánchez, de quien Chinchilla, una fiel discípula, fue primera vicepresidenta, quien fue la precandidata del arismo dentro del PLN para vencer a su principal rival, el alcalde Araya, quien era apoyado por sectores liberales fuertemente opositores a Arias. Chinchilla triunfo sobre los dos principales candidatos; Ottón Solís Fallas, del centroizquierdista Partido Acción Ciudadana, y el ya mencionado Otto Guevara.
Esta era la primera vez que una mujer llegaba a ser presidenta de Costa Rica y una continuación del Partido Liberación Nacional en el poder, pero en nada se asemejó a las presidencias actuales de la argentina Cristina Fernández y la brasileña Dilma Rousseff.
El gobierno de Chinchilla se convirtió en uno de los más impopulares y peor valorados en la historia del país, que afectó a Rodrigo Arias, hermano del ex presidente Arias y ex ministro, cuya precandidatura sufrió de bajos niveles de popularidad.
Y aunque Araya ha asegurado que no quiere parecerse en nada a Chinchilla, lo cierto es que recibió un mal espaldarazo, cuando el conservador Ricardo Martinelli, presidente de Panamá, dijo en una visita al país que él votaría por Araya si fuera costarricense, y posteriormente se destapó un escándalo de presunto tráfico de influencias que involucró a Araya, Martinelli y el jefe de campaña de Araya, Antonio Álvarez Desanti, por supuesta compra irregular de este de terrenos en territorios indígenas panameños.
RECTA TORTUOSA
En estos días de la recta final, y aparte de valerse del “fraude mediático” y preparar el “fraude informático”, los partidos del llamado centro y de la derecha han invertido millones de dólares en propaganda masiva específicamente dirigida a destruir el avance, la credibilidad e imagen pública de la izquierda representada en el Frente Amplio y su candidato con infundadas suposiciones, falacias y trucos alevosos, como decir que votar por ese partido es un salto suicida al vacío, o que terminaríamos volviéndonos como Venezuela o Nicaragua. A eso apuestan asimismo los medios del Grupo Nación, entre otros, desnudando su espada ideológica.
En este contexto se encuentran las virulentas campañas contra el candidato presidencial José María Villalta  y a diputados Patricia Mora, presidenta del partido, acompañada por el sindicalista Jorge Arguedas por San José, la capital; el presbítero Ronal Vargas Araya, por Guanacaste; el abogado ambientalista Edgardo Araya Sibaja (Alajuela) y el sacerdote católico Gerardo Vargas (Limón).
Se puede enmarcar al efecto la renuncia a la candidatura presidencial por Patria Nueva, de Rodolfo Hernández, quien escribió en una carta pública que “la democracia está en cuidados intensivos, porque los responsables de velar por ella la ultrajaron, la debilitaron, la violaron y pretenden mantenerla así, secuestrada, para favorecer intereses personales o de grupo que yo no puedo cohonestar”.
Por el contrario, Villalta afirmó que no cejará en la lucha contra la falta de cultura política, los prejuicios, las desigualdades muy marcadas en el acceso a los medios de comunicación, las campañas electorales donde impera el poder del dinero y otras opciones son invisibilizadas, así como una legislación electoral hecha para excluir a los partidos alternativos y favorecer a los tradicionales.

Comentarios