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Complejidad electoral en un país que cambia

22 de enero de 2014

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Pronóstico difícil este de dar un ganador en los comicios presidenciales del 2 de febrero próximo en El Salvador, cuando el barraje de los medios de comunicación permanecen mayoritariamente en poder de la derecha que, aunque dividida, puede hacer posible una segunda vuelta y el regreso de la ultrarreacción al poder.
El gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) obtuvo el 38,3% en una votación simulada por partido y Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) el 29,0%, según el sondeo del Centro de Investigación de la Opinión Pública Salvadoreña, de la Universidad Tecnológica (UTEC, privada). En la modalidad de pregunta, también por partido, el 36,6% dijo que votaría por el FMLN y el 28,2% por ARENA. El candidato presidencial del FMLN es Salvador Sánchez Cerén, actual vicepresidente del país, y el de ARENA es Norman Quijano, alcalde de San Salvador.
El movimiento conservador Unidad, cuyo candidato es el expresidente Elías Antonio Saca, quien gobernó entre el 2004 y el 2009, aparece en tercer lugar en el sondeo, con el 11,6% en la votación simulada y el 10,4% en la modalidad de pregunta.
La derecha arenística ha basado su campaña contra el gobierno que encabeza Mauricio Funes en el incumplimiento de promesas, la caída de la economía y lo que califica de miramiento con las bandas de pandilleros conocidas como maras.
Pero no puede ocultar que el país que se encontró el nuevo gobierno en el 2009 se encontraba en unos parámetros de urgencia social extrema. A la brutalidad represiva del régimen militar de los años ochenta, había que agregarle dos décadas (1989-2009) de neoliberalismo salvaje conducido por una derecha hija de los escuadrones de la muerte.
Edgardo Mira, economista del Centro de Investigaciones sobre Inversión y Comercio (CEICOM), asegura que las recetas de los gobiernos de ARENA se sustentaron en la privatización de los activos estratégicos (telefonía, electricidad), la apertura comercial absoluta al capital transnacional, la extranjerización de la banca y el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Las consecuencias de todo esto fueron severas: la aceleración de la emigración salvaje hacia Estados Unidos; la implantación del modelo de las “maquilas”, paradigma de la explotación brutal de la clase obrera; y la desestructuración social ampliada, caldo de cultivo para la implantación y el fortalecimiento de las mencionadas maras, bandas de criminales con un poder creciente.
A ello, el gobierno de Funes y el FMLN aplicó y obtuvo cambios en la política social, en manos precisamente de este último. La implantación de la gratuidad en la educación y los servicios de salud y el control del precio de los medicamentos han sido los logros más destacados, unido a una serie de programas de corte asistencialista -como el vaso de leche escolar- que han ejercido de paliativo en un contexto de extremas necesidades. En comparación con los ejecutivos derechistas de ARENA, se ha producido un aumento del gasto social, aunque, según Edgardo Mira, bajo una orientación poco sostenible, ya que se ha realizado por medio del aumento del endeudamiento, lo cual tiene “limitada viabilidad económica”. Las escasas modificaciones en política fiscal explican en gran parte la apuesta por esta alternativa tan riesgosa.
En materia de igualdad de género, El Salvador mantiene en vigencia una de las leyes contra el aborto más restrictivas del mundo, prohibiéndolo en cualquier situación. Sin embargo, la implantación de la iniciativa Ciudad Mujer, liderada por Vanda Pignato, esposa del Presidente, ha tenido popularidad gracias a la promoción de la autonomía económica de las mujeres, atención integral sanitaria y la prevención de la violencia machista.
En términos generales destacan la reducción del promedio diario de homicidios de 14 a 5, producto de una tregua entre pandillas, vigente desde el 9 de marzo de 2012. Gracias a ella, el país descendió de 68 a 30 homicidios por cada 100 000 habitantes, con lo cual dejó de figurar como el segundo más violento del mundo, después de Honduras. Empero, se mantienen altos los índices de secuestros y extorsiones que sufre la población.
El Talón de Aquiles gubernamental ha sido en el terreno económico, porque se mantienen los pilares del modelo neoliberal, con un proyecto firmado con el Departamento del Tesoro norteamericano y otro que facilita la transferencia del dinero público al sector privado. En ello tiene indirectamente que ver la situación de los más de dos millones de salvadoreños en Estados Unidos, quienes, no obstante, siguen siendo deportados.
La iniciativa más exitosa en términos económicos, desde la perspectiva de los intereses populares, fue la creación de la empresa mixta ALBA-Petróleos, gracias al apoyo de la República Bolivariana de Venezuela en el marco de Petrocaribe, que representa una importante fuente de recursos para un buen número de municipalidades controladas por el Frente, además de destacarse por la entrega de becas a estudiantes y el apoyo financiero y tecnológico a campesinos.
En política exterior, no ha habido cambios significativos que lo aleje de la tradicional tendencia conservadora heredada de ARENA, aunque destacó el restablecimiento de relaciones con Cuba y la cooperación en diversas esferas
En un plano donde el Ejecutivo de Funes sí ha tenido un desempeño notable ha sido en relación con la memoria histórica. Carlos Consalvi, alias “Santiago”, quien fuera director de la mítica Radio Venceremos de la guerrilla, confiesa que la Secretaría de Cultura está apoyando diversas iniciativas populares para el rescate de la memoria histórica, además del impulso que le están dando en los centros educativos.
En fin, esta es una parte del panorama que se presenta ante la proximidad de los comicios salvadoreños, en los que la derecha intentará boicotear la asistencia de los sectores más humildes y aprovechar los resquicios que pueda dejar una inspección encargada a la Unión Europea y a la Organización de Estados Americanos.

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