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Israel en ascuas

25 de noviembre de 2013

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Socio respondón y hasta irreverente con el presidente Barack Obama, el gobierno de Benjamin Netanyahu ha visto inutilizado la mayor parte de sus esfuerzos para impedir la prosecución del programa nuclear de Irán, y ahora solo le queda confiar en los veleidosos congresistas norteamericanos que han estado boicoteando constantemente los esfuerzos del Ejecutivo para llevar a cabo sus programas domésticos.
Mientras la mayor parte del mundo amante de la paz recibía favorablemente el acuerdo entre Irán y los cinco miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas más Alemania, a fin de controlar su programa nuclear y demostrar su rumbo pacífico, Tel Aviv exteriorizaba su ira, ya demostrada con brutales ataques a las fuerzas progresistas de la región, incluido un doble atentado terrorista contra la sede diplomática de Teherán en Beirut, con el fin de impedir un convenio calificado de histórico –lo denominaría inédito- y que aún tiene que demostrar su valía en el curso de los venideros seis meses. Como para llegar a un acuerdo las partes tienen normalmente que ceder algo en su posición, las naciones occidentales en pugna no impondrán nuevas sanciones a Irán, dejarán de aplicar otras y admiten el derecho de Teherán a tener a proseguir su programa nuclear pacífico, a cambio de que las autoridades nucleares persas reduzcan del 20% al 5% el enriquecimiento de uranio y permita que la Organización Internacional de Energía Atómica inspeccione sus instalaciones.
Hay más detalles, pero considero que lo anterior es lo fundamental del acuerdo, en el que tiene mucho que ver la disposición de Rusia para su aceptación, como la tuvo para impedir que Estados Unidos iniciara una agresión directa a Siria.
En este contexto, Moscú ha urgido a la celebración incondicional de una reunión internacional en Ginebra para resolver el conflicto en la nación árabe agredida por terroristas y mercenarios al servicio de las satrapías del Golfo y entrenadas y avitualladas por los ejércitos e inteligencias de naciones miembros de la Organización del Atlántico Norte y, por supuesto, Israel.

 

SANCIONES QUE HACEN SUFRIR

 

En Cuba, conocemos desde hace más de medio siglo el cruel resultado del bloqueo de Estados Unidos, al que no le importa nada los continuados rechazos a esa injustificada y criminal política contra nuestra pequeña nación.
Irán, con más recursos y población y unas fuerzas armadas también preparadas como las nuestras para enfrentar una agresión, ha sufrido mucho con sanciones que rayan en la crueldad y que tratan de ahogarlo en todos los sentidos.
Realmente, la prensa, progresista o no, no refleja en toda su magnitud el problema, y pienso que ello influyó en el aun reciente triunfo en las elecciones presidenciales del clérigo Hassan Rouhani, sobre Bagher Qalibaf, alcalde de Teherán, y Saeed Jalil, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional (CSSN), quien el negociador principal con el Grupo 5+1 sobre el diferendo nuclear con las potencias occidentales.
Cualquiera de los tres que hubiera triunfado, sabía que tenía que encargarse de un país enorme, con vastos recursos naturales, y enfrentado a la hostilidad de las grandes potencias occidentales, en particular Estados Unidos, debido al programa nuclear pacífico, además de las crecientes amenazas de agresión militar por el Gobierno israelí.
Rouani, quien venció holgadamente en la primera vuelta, asumió la presidencia en un momento en que la economía del país estaba en su peor estado en décadas, con una enorme inflación, creciente desempleo y crecimiento negativo.
En todo esto ha jugado el impacto de nuevas rondas de sanciones impuestas por la comunidad internacional influida por Estados Unidos desde el 2006, después de que el anterior presidente, Mahmoud Ahmadinejad, reinstaurara el programa nuclear iraní.
Por lo pronto, Estados Unidos liberó 4 500 millones de dólares de los cien mil millones pertenecientes a Irán que tiene congelados en sus bancos, el presidente Obama volvió a recomendar que se olviden por el momento la imposición de nuevas sanciones y ahora le queda, subrayo, convencer de esta política a los parlamentarios recalcitrantes, quienes entorpecen su intención de promulgar la reforma migratoria, hicieron fracasar la aplicación de la aprobada sobre la salud y responden generalmente a los deseos del hoy en ascuas Israel.

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