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Más tecnología, menos privacidad

12 de noviembre de 2013

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Las tecnologías de comunicación, que expresan el acelerado avance científico-técnico de la humanidad, también grafican cómo esos adelantos pueden ser utilizados por los centros de poder para el control ciudadano.

El tema del espionaje en el ciberespacio así lo demuestra, sobre todo a raíz de las revelaciones del exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, Richard Snwoden.

Todo un escándalo recorrió el planeta al conocerse por esa vía que Washington espió millones de llamadas telefónicas y otras formas de comunicación en diversos continentes y países, incluidos algunos de sus más estrechos aliados.

El asunto provocó las protestas de los presidentes de Brasil, México, Francia y la Canciller federal alemana, quienes fueron blanco de esas actividades de los servicios de inteligencia estadounidenses.

Pero el embrollo va más allá de la molestia de jefes de Estado y de Gobierno afectados por el espionaje norteamericano. El diario británico The Guardian reveló recientemente que las agencias de seguridad de Europa occidental están involucradas, e incluso de manera conjunta, en la vigilancia masiva de Internet y el tráfico telefónico.

The Guardian toma como fuente documentos filtrados por el propio Snowden, según los cuales las actividades encubiertas incluían la intervención de cables de fibra óptica y la participación no declarada de compañías privadas de telecomunicaciones.

Así está ocurriendo en Holanda, España, Alemania, Francia y Suecia, cuyas agencias de inteligencia están comprometidas con tales métodos, incluida la británica GCHQ.

Por su parte el diario The Washington Post difundió un documento de enero de este año que demuestra que la NSA y el GCHQ han estado accediendo a cientos de millones de archivos guardados en los centros de datos de Google y Yahoo.

La información, relativa a los usuarios de los servicios de Internet de ambas compañías, habría sido copiada de los flujos de datos completos transmitidos entre los distintos centros de datos repartidos alrededor el mundo. De esta manera, la NSA y el GCHQ han procesado 181 millones 280 mil 466 registros con metadatos interceptados de manera ilegal.

Eso quiere decir que si usted es cliente de estas dos empresas, ya sea correo electrónico, twitter y otros servicios, su información, por más privada y sensible que sea, está siendo procesada y leída por agentes norteamericanos y británicos.

En el propio reporte el Post divulga declaraciones del vicepresidente de Google, Eric Grosse, para quien la protección de datos se ha convertido en “una carrera armamentista”. Grosse concluyó: “Vemos a estas agencias gubernamentales como uno de los más grandes jugadores en este juego”.

Se trata de un juego secreto en el que se esconde el doble rasero con el que países aliados de Washington hoy se muestran ofendidos cuando, en realidad, han estado espiando a sus propios ciudadanos.

Las revelaciones del Guardian ponen contra la pared a gobiernos como los de Alemania y Francia, los más ceñudos tras conocer que fueron espiados al más alto nivel por la NSA.

La canciller Angela Merkel llegó a preguntar directamente al presidente Barack Obama si su teléfono celular había sido pinchado, mientras que en la Asamblea General de Naciones Unidas Alemania y Brasil presentaron un proyecto de resolución que reclama el fin de la vigilancia electrónica excesiva y otras formas de invasión a la privacidad.

Pero un informe del GCHQ de 2008, citado por The Guardian, afirma que los espías británicos estaban impresionados con la agencia BND alemana por su “gran potencial tecnológico y buen acceso al corazón de Internet”.

En el tema hay de todo como en botica. Al final, como siempre, en medio de la controversia política, los grandes perdedores son los ciudadanos, cuya privacidad, en este mundo tecnológico, es cada día más endeble.

 

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