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Don Luis de Velasco

1 de noviembre de 2013

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Al español Don Luis de Velasco los propios ingleses lo consideran uno de los héroes de los sucesos de la toma de La Habana en 1762. Pericia como marino y valor temerario lo caracterizaron no solo durante la defensa de La Habana.
Nacido en Noja, Cantabria, España, el 9 de febrero de 1711, a los 15 años era ya guardiamarina en el departamento naval de Cádiz y a los 16 tuvo su primera experiencia bélica en el asedio a Gibraltar, cuya pérdida los españoles se negaban a aceptar. Combatió a los piratas berberiscos, en la conquista de Orán y en los viajes a América.
En 1742, al mando de una fragata de 30 cañones, le cerró el paso a otra fragata inglesa de mayor tonelaje y mejor artillada en travesía de La Habana a Matanzas, a la cual abrió fuego y abordó hasta rendirla, para después enfrentar a un segundo buque inglés, un bergantín de apoyo, que arrió su bandera y pidió auxilio. Victorioso entró en La Habana con los dos navíos ingleses apresados.
Cuatro años después, en misión de patrullaje de la costa norte de Cuba, apresó otra fragata inglesa con sus cañones y 150 hombres.  Las hazañas de Don Luis de Velasco llegaron a la Corte, por lo que en 1754 el Rey le entregó el mando del navío de línea Reina, que hacía la travesía entre Europa y América como parte de una escuadra.
Todavía comandaba este navío cuando se produjo el sitio y toma de La Habana por los ingleses, iniciado en junio de 1762, ocasión en que asumió la defensa de la entrada del puerto de La Habana, guarnecida por el castillo de Los Tres Reyes del Morro. Desde allí  Velasco dirigió personalmente el fuego de los cañones contra los buques ingleses que atacaban la posición, y lo hizo con tal ardor y precisión que consiguió rechazarlos.
En condiciones de inferioridad numérica y de armamentos, Don Luis de Velasco resistió por casi dos meses el asedio de los invasores. El cañoneo sistemático sobre el castillo, la presencia de los heridos, el cansancio y la falta de avituallamiento crearon condiciones infernales para los defensores, agotados al cabo de muchas jornadas, con Velasco siempre en el lugar de mayor peligro. La resistencia terminó cuando un balazo en el pecho hirió de muerte al héroe. El jefe inglés de las fuerzas de asalto permitió el traslado y atención de Velasco, quien falleció el 31 de julio de 1762.
En España, el rey Carlos III mandó erigir una estatua en su honor en Cantabria y se acuñaron monedas con su busto. También ordenó que un navío del Armada fuera nombrado Velasco, confiriendo al hermano del héroe el título de marqués. En La Habana se nombró una calle con su apellido.

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