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Adelina Patti: “criatura canora, de cristal hecha y plata” (II)

20 de septiembre de 2013

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En “La Habana artística” se dice que Adelina Patti visitó otra vez la capital de Cuba en 1861, cuando ofreció algunas funciones en compañía de otros artistas. La última, es decir, su despedida, -según Serafín Ramírez – tuvo lugar en el Tacón la noche del 5 de abril de ese año, auxiliada por la compañía dramática de los señores Robreño. En ella cantó en escena todo el final de “Sonámbula” y el cuarto acto del “Trovador”.
Por cierto, aunque no mencionada por este crítico, la artista, según se cree, realizó una segunda presentación en Cuba en febrero de 1857, cuando viajó por América Latina, y cantó nuevamente en el teatro Tacón, acompañada por el piano de Gottschalk, de visita en la Isla. El programa incluye las óperas “Norma”, “Puritanos”, “La Traviata”, “La Sonámbula”.  Dicen que en esa ocasión ella cantó además en el teatro La Reina, de Santiago de Cuba.
Años después, José Martí, dedicó diversas crónicas a esta extraordinaria interprete madrileña, por la que sentía una viva admiración. Para ella, escribió en 1881, en “La Opinión Nacional”, de Caracas:
“La naturaleza, como frutas perfectas, como paisajes de rematada corrección, crea seres humanos avasalladores. Llevan en sí, por hermosura extrema, o genio extremo, un poder que deslumbra, desvanece y ciega. (…)  Si las criaturas de la tierra, celosos de estos seres mejores, hincan en su mano blanca el diente airado, su manera de llevar el dolor aumenta la vida gloriosa que la mordida intentó arrebatarles. De estos hombres, la frente resplandece como cima no hollada. De estas mujeres, tiene el cutis perlados matices, y la mirada intensidad de llama, semeja el pie juguetoncillo cisne; el talle, caña alzada; la mano, beso de niño; la voz promesa de otros mundos, venidos a verter consuelo y fuerza en éste. Así Adelina Patti”.
Con su último concierto, el primero de diciembre de 1906, en el Royal Albert Hall de Londres, culminaba una carrera de 56 años en escena, que la tuvo como excepcional intérprete de obras como “Lucía de Lammermour”, “La Sonámbula”, “Rigoletto”, “La Traviata”, “El barbero de Sevilla”, “Elixir de amor”, “Aída” y otras muchas.
Adelina Patti falleció el 27 de septiembre de 1919.
Fue enterrada en el cementerio parisino de Pere Lachaise.
El “Diccionario Oxford de la Música” la reconoce como la más célebre soprano durante el largo período que se extiende de 1860 hasta 1906, año en que se retiró”.
De ella, José Martí expresó: “la Patti, criatura canora, de cristal hecha y plata, que aras merece, y no loas de plumas”.

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