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José Martí: fuente de inspiración, un hombre de todos los tiempos

6 de septiembre de 2013

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A través del tiempo  se ha puesto de manifiesto  la gran vigencia que tiene la vida y el legado del más universal de los cubanos, del patriota y hombre de gran sensibilidad que llegó a proclamar que el objeto de la vida es la satisfacción del anhelo de perfecta hermosura; porque como la virtud hace hermosos los lugares en que obra, así los lugares hermosos obran sobre la virtud.
La trascendencia y actualidad de los principios expuestos por José Martí, y cómo estos pueden servir de fuente de motivación y enseñanza en este siglo XXI ante los problemas y retos que tiene ante sí la humanidad, se evidenció este año nuevamente en la tercera conferencia internacional Por el equilibrio del mundo efectuada en la capital cubana entre el 28 y el 30 de enero con la participación de centenares de especialistas de diferentes partes del mundo.
De este evento surgió un Martí más universal porque en realidad su labor y prédica han rebasado no sólo el tiempo que le tocó desarrollar su existencia sino también los objetivos por alcanzar la independencia de su tierra natal.
José Martí pensó, habló, escribió y trabajó por lograr el necesario equilibrio del mundo y por la felicidad de los seres humanos.
Precisamente en sus trabajos periodísticos y en los discursos que pronunció, así como en algunos de sus poemas y otras obras hay diversas alusiones a lo que, sin dudas, para él constituyó algo esencial: la actitud ante la vida y las cualidades de los seres humanos.
Puede decirse que en realidad Martí  no concibió la vida sin estar asociada a principales fundamentales.
Por eso al exponer sus criterios acerca del sentido de la vida de los hombres y mujeres afirmó con particular énfasis que los hombres secundarios, que son aquellos en quienes el apetito del bienestar ahoga los gritos del corazón del mundo y las demandas mismas de la conciencia pueden vivir alegres como vasos de fango repintados en medio de la deshonra y la vergüenza humana.
Y al establecer un paralelismo con aquellos que tienen una actitud digna, enfatizó: “Los hombres que vienen a la vida con la semilla de lo porvenir y luz para el camino, sólo vivirán dichosos en cuanto obedezcan a la actividad y abnegación que de fuerza fatal e incontrastable traen en sí.”
Martí luchó porque prevaleciera entre los seres humanos la dignidad, la solidaridad, el gusto por hacer el bien y otras cuestiones esenciales.
Su vida fue breve pero fecunda. Tan sólo su existencia se prolongó durante algunos meses después de haber cumplido 42 años. Murió en los campos de Cuba, en la zona de Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, cuando en correspondencia con  sus concepciones, se hallaba dando su contribución al desarrollo de la guerra para alcanzar la independencia de Cuba.
Con respecto a cómo concibió su propia vida desde la etapa de su juventud planteó en una carta que dirigió en 1877 al entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Joaquín Macal: “La vida debe ser diaria, movible, útil; y el primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo. No aplicar teorías ajenas, sino descubrir las propias. No estorbar a su país con abstracciones, sino inquirir la manera de hacer prácticas las útiles. Si de algo serví antes de ahora, ya no me acuerdo: lo que yo quiero es servir más. Mi oficio, cariñoso amigo mío, es cantar todo lo bello, encender el entusiasmo por todo lo noble, admirar y hacer admirar todo lo grande.”
Posteriormente Martí fue exponiendo otros criterios en torno a la vida y a su propia existencia.
Por ejemplo en un trabajo publicado en La América, en Nueva York, en 1884, precisó: “La vida es sutil, complicada y ordenada, aunque parezca brusca, simple y desordenada al ignorante. La vida es una agrupación lenta y un encadenamiento maravilloso. La vida es un extraordinario producto artístico.”
Tres años más tarde en La Nación, de Buenos Aires, Argentina, Martí también expresó: “La vida humana es una ciencia: hay que estudiar en la raíz y en los datos especiales cada aspecto de ella. No basta ser generoso para ser reformador. Es indispensable no ser ignorante. El generoso azuza; pero sólo el sabio resuelve. El mejor sabio es el que conoce los hechos.
Martí igualmente resaltó que la vida es obra de todos y en tal sentido instó a los seres humanos a actuar de manera consciente y responsable para garantizar la existencia y desarrollo de sus respectivos pueblos y de la humanidad en general.
Con respecto a sí no luchó por honores ni reconocimientos, ni por bienestar material, sino que lo hizo con singular sencillez.
Baste recordar que en una carta dirigida a su querida madre, fechada el 15 de mayo de 1894, al referirse a cómo concebía su  vida, le afirmó: “Pero mientras haya obra qué hacer, un hombre entero no tiene derecho a reposar. Preste cada hombre, sin que nadie lo regañe, el servicio que lleve en sí.”
Y más adelante le añadió: “Mi porvenir es como la luz del carbón blanco, que se quema él, para iluminar alrededor. Siento que jamás acabarán mis luchas.”
En  este 2013,año en que se ha celebrado el aniversario 160 de su natalicio la vida y obra de José Martí ha seguido y continuará teniendo una singular trascendencia y vigencia no sólo para los cubanos, sino además a nivel internacional. Y es que José Martí como han expuesto destacadas personalidades  es un hombre de todos los tiempos.

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