Doctrina Monroe encubierta por el narcotráfico
21 de noviembre de 2025
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Las más recientes decisiones imperiales sobre América Latina y el Caribe, emanadas por parte del régimen instalado actualmente en la Casa Blanca de Washington, no hacen más que confirmar, una vez más, la sabia afirmación de José Martí en su ensayo Nuestra América -a punto de cumplir 135 años de su publicación- cuando dijo: “El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América…”.
Todo lo que estamos viendo hoy parte en buena medida de esa premonitora consideración martiana que resume desde entonces la arrogante, soberbia e ignorante posición de los gobiernos imperiales estadounidenses con respecto a esta región del mundo, que entienden como su “patio trasero” y plataforma de base para interferir, amenazar y atacar al resto del planeta. Martí lo vio venir como nadie y a tiempo lo denunció.
Es que en 1823 ya el imperio insaciable había pronunciado, por boca del nefasto James L. Monroe, la doctrina que así lo sustentaba y desde entonces han aplicado todos los regímenes a la cabeza del imperio yanqui en sus afanes hegemónicos sobre los otros pueblos del mundo, según variantes que pueden ser diferentes o actualizadas acorde con la situación estratégica del imperio, pero siempre con el objetivo permanente de la codicia y el saqueo.
Esta vez, para sorpresa simbólica del propio Monroe, se utiliza como pretexto a la llamada “lucha contra el narcotráfico”, que en lugar de acometerse dentro de las fronteras del propio país imperial -primer consumidor y mercado de drogas del mundo- se intenta tomar como noble causa que justifique la amenaza, la extorsión o incluso la agresión contra países a los que se quiere arrebatar sus riquezas, como son los casos de Venezuela, Colombia y México, por señalar solo tres en inminente peligro.
Los 35 millones de adictos actuales en Estados Unidos a los diferentes tipos de drogas -desde el fentanilo y la cocaína hasta los tradicionales opio y morfina- parecen no contar ni provocar la “lucha contra el narcotráfico y contra el crimen organizado” dentro de las fronteras del propio país imperial.
Por el contrario, se vuelven pretextos fabricados por el régimen actual para incrementar la venta libre y el tráfico de todo tipo de armamentos, utilizados en los incesantes tiroteos en escuelas, tiendas y otros centros públicos que han convertido allí en un peligro cualquier muestra de vida social.
La utilización de una supuesta y efectiva “lucha contra el narcotráfico” y de las ejecuciones extrajudiciales, son vulgares crímenes en aguas internacionales del Caribe y el Pacífico donde por ahora se intensifican.
Mientras el imperio yanqui lanza nuevos planes de agresión, injerencia y crimen como el recién llamado “lanza del sur” para amedrentar al resto de la humanidad, las probables víctimas cumplen con su deber de prepararse y aguardan que finalmente prevalezcan la ley internacional y el sano juicio para entrar seria inconsistentemente en un plano de cooperación anti drogas eficaz y conjunto.
Sería la única forma de hacerlo honestamente sin tener que acudir a la cobertura de Monroe.
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