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¿Está vigente ya la ley de la selva?

16 de septiembre de 2025

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Los acontecimientos trágicos que han tenido lugar en distintas partes del mundo a lo largo de meses, años y semanas recientes nos permiten llegar a algunas conclusiones y formularnos a la vez inquietantes preguntas.

¿Han pasado ya de moda, por incumplimiento o violación las convenciones, reglas y leyes referidas al Derecho Internacional y a la vigencia de las mismas? ¿Se da por paralizada de hecho la acción mediadora, reguladora o solucionadora de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y sus diferentes agencias, y tal institución se convirtió en simple testigo y lamentador de lo que ocurre?

¿Se da por definitiva la acción contempladora y silenciosa de la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional, refugiadas entre togas y birretes en la ciudad de La Haya? ¿Se constituyó ya en regla general de actuación lo que dijo el actual Secretario de Estado del gobierno imperialista de Estados Unidos, cuando vociferó públicamente: “A mí no me importa lo que digan las Naciones Unidas”.

Pueblos, gobiernos, instituciones y organizaciones de todas las ideologías, credos y regiones del mundo coinciden en estos momentos en formularse tales interrogantes ante sucesos de gravedad que recuerdan otras coyunturas de la humanidad en pasados siglos, con el mayor agravante de que ahora existe el armamento nuclear y los peligros reales de exterminio que de su uso se derivan.

El terrible genocidio que la entidad sionista israelí comete contra el pueblo palestino impunemente en la Franja de Gaza se ha convertido en símbolo universal de la tragedia en desarrollo, pero no es el único. Con mayor o menor crudeza hay otros puntos del planeta donde hoy tienen lugar situaciones semejantes o que pudieran llegar a ello. Un factor amenazante que evidencia su intención de propiciar tal clase de situaciones, ejerciendo sin miramientos todo tipo de amenazas y violaciones de la ley internacional, es el actual gobierno de Estados Unidos que se encuentra presente, como actor o impulsor de las políticas más agresivas y violentas en cualquier “olvidado rincón del mundo”.

El desconocimiento y desprecio a las leyes e instituciones internacionales vigentes lo ha caracterizado desde que se instaló en la Casa Blanca, hace menos de un año. No es difícil llegar a esta conclusión si se examina con objetividad la situación desde entonces hasta la fecha.

Unos cuantos seguidores le acompañan, aparentemente por extraer ventajas económicas y alientan las violaciones y fechorías que puedan unirlos, al menos hasta ahora. Otros, con mayor decoro, comienzan a expresar su disgusto y tratan de alejarse de continuar en ese papel indecoroso que siempre hacen los mercenarios.

Una corrección fundamental del rumbo que lleva hoy la humanidad es imprescindible. De lo contrario, terminará por regir efectivamente la “ley de la selva” con todas sus consecuencias.

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