Marco Rubio y la condena a Bolsonaro
15 de septiembre de 2025
|
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, vomitó odio, prepotencia e irrespeto, contra las autoridades judiciales de Brasil, por haber condenado, en juicio legal y transparente, a Jair Bolsonaro.
Al expresidente, por delitos comprobados de trama golpista, organización criminal armada, intento de abolición violenta del Estado democrático de derecho, golpe de Estado, daños por violencia y deterioro del patrimonio nacional, entre otros, se le pidió cárcel por 27 años y tres meses.
El juez relator consideró como agravante que la acusación lo señalara «líder de una organización criminal» que conspiró para impedir la asunción del actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva al poder.
Nada más parecido a lo ocurrido en Estados Unidos, cuando precisamente Donald Trump, el hoy mandatario, encabezó una revuelta similar al frente de grupos terroristas que asaltaron el Congreso de ese país durante el ascenso de Joe Biden.
Es posible entonces, que Bolsonaro y sus defensores, acudan a la memoria y recuerden cuando al imputado se le conocía como el «Trump del trópico», y que precisamente su émulo no fuese juzgado ni condenado nunca en aquella llamada «cuna de la democracia», y que hasta lo hayan elegido para un segundo mandato como presidente, cargo que actualmente ocupa.
El juicio en Brasil condenó además de a Bolsonaro, a otros siete involucrados en los hechos, la mayoría con petición de condenas superiores a los 20 años de cárcel.
La irrespetuosa injerencia de Marco Rubio y la administración Trump, usó el calificativo de acción injusta, para tratar de descalificar la decisión de la justicia brasileña.
Rubio recordó cínicamente que «Estados Unidos, ya ha impuesto altos aranceles a la mayor economía latinoamericana a raíz del juicio», y ahora «responderá en consecuencia a esta caza de brujas».
Para completar las amenazas contra Brasil llegadas desde la administración Trump, el propio mandatario republicano escribió que «es muy sorprendente que esto pueda suceder. Realmente se parece a lo que intentaron hacer conmigo».
El interés del gobierno estadounidense, en interferir en la aplicación de la justicia brasileña, ha sido cuestionado por el presidente Lula da Silva, quien había asegurado que «Brasil es un país soberano con instituciones independientes que no aceptarán ser controladas por nadie. El proceso judicial contra quienes planearon el golpe de Estado es de exclusiva responsabilidad de la Justicia brasileña y, por tanto, no está sujeto a ningún tipo de interferencia o amenaza que viole la independencia de las instituciones nacionales».
Comentarios