Juicios martianos acerca del escritor (I)
8 de agosto de 2025
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No hay dudas entre los tantos estudiosos e interesados en la obra escrita de José Martí de considerarlo como uno de los grandes escritores de la lengua española. Resulta sorprendente como el mismo Martí expresó en numerosos momentos su idea acerca del escritor que él era y a la vez una manera de enjuiciarse a sí mismo. En uno de sus textos de juventud en México afirmó: “El escritor inteligente se dará con más empeño, puesto que con trabajo menor alcanza recompensa casi igual a acomodar a nuestra escena lo que se ha escrito y aplaudido en otras.” Obviamente alude al escritor para el teatro, su pasión desde la adolescencia, a la que dedicó buena parte de sus textos sobre la escena mexicana, además de entregar su propia creación para las tablas. Al respecto, afirmó de sí mismo: “no temo a lo ridículo, porque yo escribo, más que con tinta, con mi propia sangre.”
En otros casos más dio a conocer a sus lectores mexicanos su entrega a la escritura. En 1875 dijo ya, con una clara voluntad de estilo: “Yo anhelo escribir con clara limpieza, y elegancia sabrosa, y giros gallardos del idioma español.” En una carta a un amigo guatemalteco le expresó: “Escribo cada día sobre lo que cada día veo.”
Ya en su temprana madurez señaló en 1880, en un texto sobre el escritor ruso Pushkin, cuyo patriotismo destacó: “No basta escribir una estrofa patriótica: hay que vivirla.” Y en un examen acerca del escritor español Eduardo Zamacois, apuntó en 1881: “Al igual que la pintura, escribir es un arte. Como el actor, el escritor escoge en silencio la forma más apropiada para expresar lo que concibe al calor del afecto o de la indignación. Construye su obra como el carpintero la casa.” Interesante esta apreciación acerca de las artes, en lo cual incluye la modesta arquitectura del carpintero
Obsérvese la manera en que estampó su satisfacción artística acerca de sí en la intimidad de uno de sus cuadernos de apuntes: “Siente uno, luego de escribir, orgullo de creador (de escultor y de pintor).” Y en una carta a Bartolomé Mitre y Vedia, el propietario y director del diario argentino La Nación, donde se publicaron decenas de sus Escenas norteamericanas, afirmó: “No hay tormento mayor que escribir contra el alma o sin ella.” Y en otro cuaderno de apuntes anotó Martí lo que llamó “Modo de escribir: “Primero tiendo los rieles, y luego— echo a andar la máquina.” Curiosa imagen ferrocarrilera para describir el sostén de su texto a partir de puntos claves como los rieles.
En otro momento se pregunta: “El arte de escribir ¿no es reducir?” Y, cuidándose siempre de no abrir paso a la vanidad, señaló: “No se ha de escribir para hacer muestra de sí y abanicar como el pavón la enorme cola; sino para el bien del prójimo, y poner fuera de los labios, como un depósito que se entrega, lo que la naturaleza ha puesto del lado adentro de ellos.” Como siempre a lo largo de su vida, Martí rechaza la vanidad, lo cual expresa también en esta breve frase publicada en su periódico Patria el 20 de abril de 1892, cuando ya era el líder reconocido del movimiento patriótico cubano; “El hombre ha de escribir con las obras.”
José Martí nos ha entregado sus escritos, su acrisolada vida al servicio de la patria libre, su rico y audaz pensamiento. Su escritura, desde luego, es parte de su obra, al igual que los actos todos de su paso por el mundo de su época, que lo han convertido cada vez más en un hombre de alcance universal.
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