Quiénes dirigen las matanzas en Haití
10 de agosto de 2025
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No, no son simples pelafustanes ni delincuentes con extenso prontuario quienes dirigen las pandillas en Haití, sino acaudalados personajes de familias millonarias que, como el flamante presidente interino y su primer ministro, tienen la responsabilidad de matanzas que mantiene en la inopia al pueblo, principalmente en la capital, Puerto Príncipe.
El discurso de cada uno de esos personajes que figuran eventualmente en el poder se circunscribe a pedir más soldados, policías y presupuesto a diferentes gobiernos y entidades, pero siempre con la lupa y la aquiescencia de Estados Unidos.
Esta élite adinerada es quien ha armado y financiado las pandillas que tienen al país sumido en el caos, exacerbado a partir del magnicidio en e l 2021 del presidente Jovenel Moïse.
De acuerdo con cifras de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití, los pandilleros controlan el 90 % del territorio de Puerto Príncipe. La violencia sostenida ha derivado en el desplazamiento forzado de unos 1,3 millones de personas. Solo entre abril y junio del año en curso se contabilizaron 1 520 asesinatos y más de 600 lesionados, destacando que el 60% de los crímenes tuvo lugar en el contexto de operativos de la fuerza pública contra las pandillas.
En cualquier conversación formal o informal en Haití, la gente se apresura a recordar que Haití no produce armas ni drogas. En un informe del pasado año la ONU reconoció que las armas que llegan a las agrupaciones paramilitares en Haití salen de puertos en Miami, e incluso llegan a usar puertos dominicanos. La familia Bagio construyó un puerto en suelo haitiano, con el fin de recibir armamento pesado. Mantiene estrechos lazos con Abinader, el mandatario dominicano.
CRISIS PLANIFICADA
La población define la crisis paramilitar o el pandillerismo como planificada y organizada por estos principales actores detrás de escena, el caos dentro del caos es planificado. Recuerdan con entusiasmo a cualquiera que esté dispuesto a escuchar que ellos no dirigen las aduanas ni la seguridad fronteriza. Tienen claro de dónde provienen todas las armas que alimentan los ataques indiscriminados de los escuadrones de la muerte contra la vida civil.
El pueblo haitiano se apresura a señalar que la principal contradicción no es con los ignorantes buscones que obedecen a intereses extranjeros. Los paramilitares son maestros en denunciar las masacres, pero no a los culpables. No importa cuántos dedos y cabezas corten, de algún modo se presentan como los más inocentes de los 16 000 000 de haitianos que habitan el planeta Tierra.
El pueblo haitiano dice que su batalla no es contra “los mafiosos en chanclas”, sino contra los “mafiosos de traje y corbata”.
Algunos comentaristas ven a Jimmy “Barbecue” Chérizier, líder de una alianza de los nueve grupos pandilleros más poderosos de la isla, como un estafador de medio pelo, y aseguran que la contradicción central es con los amos que le pagan y arman, así como al resto de agrupaciones paramilitares.
Muy por encima de Barbecue, los gobiernos de Haití, República Dominicana y Estados Unidos presiden una elaborada conspiración que lleva siglos en marcha contra la autodeterminación haitiana.
Y las familias de multimillonarios en la isla, seguirán moviendo cielo y tierra para que esa conspiración siga en marcha por toda la eternidad.
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