Qué hay detrás de los aranceles de Trump
6 de agosto de 2025
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No se puede gobernar un país con ataques compulsivos, amenazas acompañadas de rabietas, y otras formas, mediáticas, que muestran el odio fundamentalista de quien se considera patrón a imitar por toda la humanidad.
Y, aunque todavía unos ceden ante la humillación, otros muchos se yerguen y enfrentan al monstruo con las armas de la dignidad y la soberanía.
A la llamada guerra de los aranceles, modelo extravagante de Trump para aparecerse frente a las cámaras de televisión con sus files abiertos y su desparramada firma bien cargada de tinta, hay que enfrentarla con dignidad y unidad, armas imprescindibles en los momentos actuales.
La «hoja de ruta» del mandatario estadounidense zigzaguea, tras todas sus amenazas y sanciones arancelarias, hacia su objetivo final, la República Popular China.
Y, como es lógico, una cosa es sentirse dueño del mundo y otra es serlo, aunque sea de una parte de él. Y Trump no cumple ninguno de esos atributos.
Pero, al parecer, alguno que otro asesor le ha exacerbado su maquillada imagen y por eso su guerra se ha enfocado en un enemigo que lo podrá detener en su objetivo final: los países BRICS, un engranaje nuevo pero robusto, ahora en proceso de crecimiento y consolidación.
Este mecanismo de integración, aunque lentamente, camina por un sendero que puede llevar a la verdadera capitulación del pensamiento fundamentalista de Trump.
Los BRICS, por su población, dimensión territorial y Producto Interno Bruto, ya constituyen una fortaleza que, unida y acrecentada con los nuevos miembros y aspirantes a serlo, constituyen un bastión que puede ser inexpugnable frente a los más grandes desafíos, sean arancelarios o de otro tipo.
Las amenazas contra China, la subida de tributos contra Brasil, India, Sudáfrica y Rusia, dan la posibilidad a la comunidad mundial, de comprender en su justo medio cuál es el objetivo de Trump. Y, a la vez, tanto los BRICS, como otros muchos países que puedan adherirse al grupo, saben que la mayor fortaleza para enfrentar al enemigo fundamentalista es la unión. En ella está toda la fuerza.
Uno de los gigantes que integra el grupo, la India, ha sufrido la embestida arancelaria del 25%.
Sudáfrica, ha sido sancionado por Trump con un alza del 31% de los aranceles.
Y a Brasil, el gigante sudamericano, el magnate republicano le acaba de imponer un aumento del 50% de los aranceles, esta vez usando la peor de las justificaciones: el juicio a Bolsonaro por haber auspiciado el asalto a los edificios de los tres poderes, el Congreso Nacional, la Presidencia y el Supremo Tribunal Federal en Brasilia, el 8 de enero de 2023.
Queda más que claro que el presidente estadounidense dirá que si Bolsonaro (el Trump del trópico) copió de él la acción terrorista, cuando asaltó y saqueó el congreso de los Estados Unidos, y ni fue a juicio ni se le llevó tras las rejas, por qué a su más parecido retrato lo juzgan en Brasil.
Pero se trata de que Brasil tiene un gran peso en el balance comercial con China, y en todo lo que puede aportar dentro de los BRICS.
Vale recordar que en el año 2023 la región de América Latina y el Caribe alcanzó una cifra récord en su intercambio comercial con China, que superó los 489 047 millones de dólares. De igual forma, 22 de los 33 países de la región se han incorporado activamente en la iniciativa china de la Franja y la Ruta, según reportes de RT.
Beijing en los últimos años se ha convertido en uno de los mercados de exportación más atractivos a escala global para América Latina y el Caribe, lo que ha llevado al país asiático a ser el primer socio comercial de los países de América del Sur y el segundo socio para el resto de Latinoamérica y el Caribe después de los Estados Unidos.
Trump, a su vez, se ha propuesto hacer desaparecer la mayoría de los acuerdos internacionales, las instituciones claves, y, como en el caso de Naciones Unidas, convirtiendo su Consejo de Seguridad en un reo de lo que convenga a sus intereses.
El mandatario republicano ha tirado al cesto de la basura los acuerdos para la membresía de su nación sobre Cambio Climático, la Organización Mundial de la Salud, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, y de la UNESCO.
Pareciera un «elefante en cristalería», pero es un fundamentalista que ignora a los seres humanos y a las instituciones que no sean dóciles a lo que él decida.
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