Martí y Máximo Gómez organizan la Guerra de Independencia
11 de julio de 2025
|
Luego de desembarcar en la zona oriental de Cuba el 10 de abril de 1895 y tras tomar contacto con varios grupos de patriotas levantados en armas, el General en Jefe electo previamente por votación de muchos jefes y oficiales mambises, y el Delegado del Partido Revolucionario Cubano trabajaron en estrecha unidad para impulsar la contienda hacia la victoria. La propia decisión de Gómez de otorgar a Martí el grado de mayor general demuestra su plena confianza en las capacidades políticas del Delegado, quien unió su firma a la del General en Jefe en cuatro circulares que establecían la política por seguir con las operaciones militares,
Es evidente que Martí escribió buena parte de tales documentos pues el estilo de su redacción es indudablemente el suyo. Ello, no obstante, no rebaja la importancia de que ambos hombres estamparan sus rúbricas como prueba de la unidad de intereses y de propósitos entre el Ejército Libertador y el Partido Revolucionario Cubano. Son estas Circulares, pues, muestras de la confianza, respeto mutuo y amistad entre ambos hombres.
El 26 de abril de 1895 Martí y Gómez firmaron una “Circular a los Jefes Redactada en el Cuartel General en Campaña. Más que una orden a los jefes se trata de una fundamentación de lo, que allí califican como “guerra sagrada” frente al colonialismo español. Una segunda Circular afirma que cumple “el deber de invitar a las personas representativas de cada comarca, bien sean hijos de España o de Cuba, a ayudar con su cordura y con su servicio previsor, al orden y triunfo breve” de la guerra. La tercera Circular se dirige a los hacendados y dueños de fincas rurales y en ella se fundamenta la necesidad de que “sobre el país pesen naturalmente las necesidades inevitables y justas de la contienda Se trata, pues, de una solicitud respetuosa que impulsa el patriotismo de sus receptores para entregar ayuda a la pelea libertadora.
Dos días después, el 28 de abril de 1895, Martí y Gómez redactan la “Circular Política de la guerra” en la que se fijan los puntos esenciales que guían la acción armada “sinceramente generosa, libre de todo acto de violencia innecesaria contra personas y propiedades, y de toda demostración o indicación de odio a español.” Sin embargo, la guerra “ha de ser inexorable, luego de probarse inútilmente la tentativa de atraerlo, es con el enemigo español o cubano que preste servicio activo contra la Revolución.”
Finalmente, otra muestra más de la unidad de ideas y de acción entre el Delegado y el General en Jefes son la sendas cartas firmadas por ambos dirigidas a destacados patriotas como Bartolomé Masó y Félix Ruenes, en las que evalúan positivamente la marcha de la contienda.
No hay dudas, entonces, de la fraternal y firme unidad de ideas y de acción entre el General en Jefe y el Delegado del Partido Revolucionario Cubano.
Galería de Imágenes
Comentarios