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Las grandes interrogantes

5 de abril de 2025

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La subida sin precedentes de los aranceles de importación por parte de Estados Unidos, ejecutada por el actual gobierno imperialista encabezado por Donald Trump, no solo ha estremecido a la economía mundial -como era previsible y el propio mandatario ya había anunciado durante su campaña electoral- sino que abre grandes interrogantes tanto en lo económico-comercial como en lo político, en el futuro previsible y no muy lejano.

Se burla, desconoce una vez más e ignora toda la legislación internacional de comercio, surgida y protegida por la Organización Mundial de Comercio -hoy en crisis profunda de vigencia y autoridad- así como las relaciones bilaterales de libre comercio establecidas hasta ahora por Estados Unidos con países de la Unión Europea y el Sureste Asiático e importantes socios económicos como Japón y China.

Incluye a estrechos aliados como Taiwán y Corea del Sur, quienes deben presenciar tales medidas con una mezcla de asombro y aturdimiento respecto a sus economías y pensando seriamente en qué vendrá después. Hay también, países con grandes inversiones norteamericanas incluidos en la debacle, con el propósito -según el propio Trump- de que trasladen esas inversiones a Estados Unidos lo más pronto posible.

Como es lógico, y así ha ocurrido en toda la historia recorrida por la humanidad desde sus inicios, tales medidas económicas tendrán de seguro su expresión y reflejo en lo político y motivarán descontentos, alejamientos y conflictos, según el caso, pendiente de llegar a alterar la paz y la seguridad regional o mundial, extendiendo la pobreza y la miseria.

Es una importante consecuencia que pudieran tener las medidas tomadas en Washington con la creación de estas tensiones económicas y comerciales de las que nadie escapa, pues tampoco escapan los Estados Unidos, ante quien se levanta posiblemente la interrogante mayor.

Trump asegura que traerá rápida prosperidad económica para el Imperio y que “América será grande otra vez”. Otros no son tan optimistas y creen que Estados Unidos se está hundiendo en su propio fango en medio de tantas amenazas desenfrenadas y tantos frentes abiertos, contra amigos y adversarios simultáneamente.

Quienes habían pronosticado que el imperialismo norteamericano, en su afán de sobrevivir y perpetuar su hegemonía, sería capaz de arrastrar a la humanidad a un abismo, están viendo lamentablemente confirmadas sus oscuras predicciones.

 

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