Europa atolondrada
9 de marzo de 2025
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La reciente Cumbre de los Partidos Políticos Europeos de extrema derecha, celebrada en Madrid y las diversas Conferencias de Jefes de Estado de la Unión Europea celebradas casi simultáneamente, han servido para confirmar que el Viejo Continente se encuentra en situación de atolondramiento y desconcierto, en medio de las fisuras y divisiones de sus formaciones políticas más significativas y representativas entre los sectores de derecha, unos en el gobierno y otros en la oposición dentro de sus países respectivos.
A ello le acompaña un declive notable de su situación económica -en especial la energética, vital para el crecimiento de esas naciones mayormente industrializadas- como consecuencia de haberse dejado arrastrar por el gobierno imperialista de Estados Unidos (era Biden) en los paquetes de sanciones anti rusas, que han resultado para Europa más perjudiciales que a la propia Rusia. Añadiendo también la ayuda militar suministrada a Ucrania, sin posibilidades de cobro, todo lo cual suma desembolsos para los que no estaban preparadas esas economías europeas.
La emigración y la situación económica han sido argumentos aprovechados por la extrema derecha al interior de cada uno de esos países, generalmente gobernados hoy por la centro derecha y algunos aliados menores, para así mejorar sus resultados electorales, como ocurrió recientemente en Alemania donde la extrema derecha logró reunir el 20% de los votos, algo sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial y el auge del nazismo.
En esas condiciones, el estallido del conflicto ucraniano y su desarrollo, así como el cambio de gobierno en Estados Unidos, han venido a complicarlo todo para los países de la Unión Europea y también para el Reino Unido de la Gran Bretaña cuyo gobierno, fiel aliado de Washington queda atrapado en un atolladero pues Trump no les perdona su apoyo a Biden en el conflicto ucraniano.
Finalmente, los desencuentros entre el actual régimen de Trump y el Kiev de Zelensky, al cual la Unión Europea parece haber comprometido su apoyo “hasta el final”, debilitan la posición de Bruselas y de sus gobiernos ante la oposición de extrema derecha, en el interior de cada uno de sus países.
Si nos atenemos a los cánones ideológicos y políticos de los alineamientos tradicionales, la situación europea no deja de ser extraña pues hay un entrecruzamiento de posiciones difícil de entender y desenredar: ambos campos parecieran jugar en el terreno del adversario.
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