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Concha Espina

1 de febrero de 2013

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Concha Espina es una celebridad de las letras españolas. Por tres años consecutivos (1926, 1927 y 1928) fue candidata al Premio Nobel de Literatura y en el primero de ellos a punto estuvo de lograrlo. Teatros, instituciones y una estación del metro madrileño, llevan su nombre. Se le han erigido monumentos y fuentes. Se le impuso la banda de Alfonso X el Sabio y en 1950 recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.
Mucho antes, en 1927, se la nombró Hija Predilecta de Santander, se le erigió un monumento inaugurado por el monarca Alfonso XIII y se le entregó la Orden de las Damas Nobles de María Luisa. Esto último ocurrió poco antes de su arribo a La Habana en junio de 1929 y en cierta medida explica sus declaraciones y la nota crítica que acompañó su retrato en el muy bien informado  y avanzado (al menos para su época) mensuario Social. Allí se lee: “Renombrada novelista española que en su reciente visita a nuestra capital dio una conferencia y lectura de trabajos que hizo manifestaciones favorables a la dictadura en su país”. (El subrayado es nuestro.) El semanario Carteles, en su edición del 16 de aquel mes de junio, le daba la bienvenida y adelantaba que la escritora dictaría sus conferencias en la Institución Hispano Cubana de Cultura. El investigador Jorge Domingo Cuadriello aporta algo más: colaboró en la revista La Montaña. De ahí que Concha Espina en modo alguno pasara inadvertida para la prensa y el sector intelectual.
Con 19 años publicó sus primeros versos, en 1888, en una revista de Santander, ciudad donde nació. Ya casada, se trasladó a Chile con el esposo, allí permanecieron cuatro años, al cabo de los cuales regresaron a España.
La relación de sus títulos de poesía, novela, cuento, ensayo, teatro, artículos periodísticos es vasta: Mujeres del Quijote, 1903; Mis flores, 1904; El rabión, 1907; La niña de Luzmela, 1909; La esfinge maragata, 1914, novela premiada por la Real Academia Española y llevada al cine; La rosa de los vientos, 1915; Tierras del Aquilón (Viajes), 1924, premiada por la Real Academia Española; Altar mayor, 1926, novela que mereció el Premio Nacional de Literatura de 1927, llevada al cine, entre otros muchos libros.
Concha Espina escribió abundantemente, también de ella se escribió (biografías, apreciaciones de su obra) y aún se escribe. Murió el 19 de mayo de 1955 en Madrid, pocos días después de cumplir 86 años.

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