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¿Es difícil vivir con un optimismo permanente? (I)

22 de febrero de 2013

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Primero que todo, creo que antes de dar respuesta a la interrogante que titula nuestro encuentro de la semana, debemos detenernos en describir cuales son en realidad las peculiaridades de una persona optimista.
Cuando somos capaces de mantener una fortaleza de ánimo para que nada nos pueda perturbar nuestra paz mental, estamos en presencia de una persona optimista. El optimista, es ante todo, esa persona que constantemente habla de salud, de prosperidad, de felicidad, y que proyecta e irradia invariablemente energía positiva, logrando que casi todo sea posible, y lo que no lo es, no le resulta importante, ni mucho menos preocupante, porque otras cosas pueden sustituir ese imposible.
La persona optimista vive de forma mantenida con la seguridad de que mañana quizás pueda ser, siempre pensando en lo mejor, y constantemente , creando, estudiando, trabajando y realizando toda aquella acción que conduzca al mejor resultado, tanto en el orden material como espiritual. En fin, es aquella persona que siempre espera lo mejor.
Los optimistas, disfrutan de los éxitos de los demás, tanto como de los suyos, y olvidan con facilidad los errores del pasado, solo los tienen en cuenta para elaborar mejor los éxitos  futuros.
Siempre muestran un semblante sonriente, despejado, de satisfacción ante la vida, y sobre todo, transmiten seguridad, porque se sienten seguros, independientemente de lo que no han podido, o no podrán jamás lograr, pero por sobre todas las cosas, siempre están muy pendientes de su crecimiento espiritual, por lo que no tienen mucho tiempo para criticar al prójimo.
Pudiera resumirse al optimista, como una persona demasiado superior y no auto suficiente, sino con una elevada espiritualidad y confianza en si mismo y pertrechado para asumir todo lo que la vida le pueda presentar y evitar, siempre que sea posible, todo lo que no desea, o al menos atenuarlo o sustituirlo por otros objetivos de vida. Esa es la razón por la cual  casi nunca tiene de que preocuparse.
Las personas optimistas se caracterizan generalmente por ser extremadamente nobles, pero a su vez son valientes, muy fuertes para no tener que temer, lo cual viene dado por su alto nivel de auto seguridad y autoestima, una elevada asertividad, se auto respetan y respetan a los demás , casi nunca se enfadan y en realidad se sienten plenos y felices el mayor tiempo para poder asimilar y ayudar a que otros aprendan a asumir con otra óptica los momentos más difíciles que la vida le pueda presentar tanto a el, como a las demás personas que le rodean.
Quizás  en este momento, usted esté pensando, que una persona que se comporte  como la que se describe, más que un  optimista, es un soñador, una persona que vive sin los pies sobre la tierra. Le aclaro, ser soñador no es un elemento negativo dentro del comportamiento humano, por el contrario, es un aspecto que contribuye notablemente a la creatividad, a la motivación y a la conformación de la personalidad, pero el optimista, aunque sueña, y sueña alto, no llega a esta categoría, por el contrario, siempre anda con los pies, muy bien puestos sobre la tierra.
Estas personas, sobre todas las cosas, han aprendido y se han habituado a encontrar siempre todo lo positivo que hay a su alrededor, aún en las situaciones más negativas, siempre encontrarán algún punto por donde fabricar o descubrir la positividad de ese momento que el pesimista puede percibir como negativo. Realmente no es que no tenga capacidad para percibir lo negativo, sino que se detiene más en lo bueno que en lo malo, no niega, ni se evade, pero no se detiene a lamentarse, sino a buscar soluciones para eliminar o al menos atenuar lo que puede perjudicarle.
El optimista al observar su realidad, solo percibe con mayor fuerza, detecta, diríamos, no solo con su mirada, sino con su fuerza interior, lo más valioso, porque precisamente, son personas que ven la vida de adentro hacia fuera, y no como habitualmente se hace, mirándolo de afuera hacia dentro.
El optimista jamás pierde la calma, y se mantiene atento, para ver, de donde y en que momento puede encontrar un mínimo elemento positivo que lo convierte en el centro de sus pensamientos, acciones y realidad.
Lo anterior lo puede lograr, porque tiene fortaleza y serenidad, y por ello, puede estar atento a todo, porque no hay turbación, no hay confusiones, y tiene muy bien definido aquello de que siempre hay una salida para atrapar lo positivo, por mínimo que sea. Son aquellas personas que en vez de decir, que el vaso le falta la mitad del líquido, le pueden decir, el vaso está lleno hasta la mitad.
El optimista cuando desarrolla determinado comportamiento a partir de una necesidad sentida, y no logra su objetivo, lejos de frustrarse, opera con las denominadas necesidades secundarias. El problema esta en que no se permite frustrarse, ofreciendo resistencia, no se dejará derrotar fácilmente, su esencia esta en no dejarse vencer por la fatalidad, la mala suerte, porqué no centran su atención en estas ideas, no hay pre disposición de derrota, del “no puedo”, del “no se puede hacer nada”.
La divisa fundamental que caracteriza a los optimistas es que saben diferenciar lo que es importante, esencial, necesario, efectivo e importante, de lo que contrariamente es insustancial y nada necesario e importante y el hecho de vivir en positivo, hace posible que estén menos pendientes de cuales son sus fracasos, de qué es lo imposible, lo negativo, de sus limitaciones, y no es que las evadan, se auto conocen perfectamente, saben de su existencia pero operan con lo que es posible, y de todo lo que pueden crear para mantener su optimismo.
Es bueno diferenciar a los falsos optimistas, que se auto engañan, se apoyan en mecanismos de defensa que en otro momento estaremos dando las peculiaridades de los optimistas verdaderos y de los falsos optimistas.
El optimista contrariamente, reconoce que algo no esta funcionando bien, que puede ser hasta grave, lo cual lo diferencia del falso optimista que se auto engaña y del pesimista porqué no se deja derrotar. Ellos despliegan su mayor atención a todo lo que les rodea, y cuando tienen presente algunas informaciones negativas, lo hacen para prevenir riesgos, evadirlos o al menos minimizarlos y no desaprovechan el tiempo con auto engaños o con el derrotismo.
Todavía es posible que usted se esté preguntando: ¿Entonces para ser optimista hay que ser soñador? , pero no daré respuesta a esta interrogante hasta la próxima semana que me volveré a encontrar con usted.

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