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Eduardo Sánchez de Fuentes y su habanera Tú

8 de diciembre de 2022

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EDUARDO SANCHEZ DE FUENTES (1)

 

Con el título de Eduardo Sánchez de Fuentes y el Día de la Canción Cubana, el 4 de abril de 1946 —en el rotativo habanero Información—  el periodista Valdés de la Torre publicó un artículo dedicado al gran compositor y su más conocida obra: la habanera Tú.

El 3 de abril de 1874, en la Calzada del Cerro número 605, nació el maestro Eduardo Sánchez de Fuentes Peláez, autor de la habanera —escuchada y aplaudida por tres generaciones— y ayer, 72 años después se celebró el Día de la Canción Cubana rindiéndose homenaje al natalicio del maestro con diversos actos artísticos y culturales.

Corrían los días de 1892. Eduardo Sánchez de Fuentes, entonces de 18 años, concurre a un recibo familiar que se celebra en la residencia de los esposos Marta Abreu y Luis Estévez. El joven artista interpreta al piano una bellísima y sencilla melodía con ritmo de habanera, que es premiada con numerosos aplausos… La señorita Renée Molina —luego esposa del doctor Juan de Dios García Kholy— se acerca a Sánchez de Fuentes y le pregunta:

  • ¿Cómo se llama eso tan lindo que acaba de tocar?

Sánchez de Fuentes, que hasta entonces había tratado de usted a la señorita Molina, a pesar de que ésta le rogara reiteradamente que le tratara con más familiaridad, sonríe y le responde:

—Pues se llama .

Días después su hermano Fernán [Fernando] Sánchez de Fuentes, hizo para la dulce melodía, firmándolos con el pseudónimo Fernán Sánchez… En Cuba / la isla hermosa del ardiente sol / bajo su cielo azul / adorable trigueña / de todas las rosas /

la reina eres tú…

 

Popularidad y plagios

 

Y la habanera alcanza enorme popularidad recorriendo México, Sur América, Europa y Asia. .. Gusta tanto, que algunos editores de esos países, sin escrúpulos, la imprimen por cuenta propia silenciando la verdadera paternidad de la obra y cambiándole el título en muchos casos.

«Por ese motivo —nos dijo su hijo Luis Sánchez de Fuentes—, la canción que se ha entonado en tres continentes y que todavía se escucha en Cuba y fuera de la patria, ha sido la producción que menos utilidad ha dado a su autor… A tal extremo llegó el plagio con la habanera , que la Casa Wagner y Levien, en México, la publicó en 1896 como creación de Miguel Lerdo de Tejada, conociéndose en París con el nombre de Tu espera y en la Argentina con el de La nieta de la japonesita, imprimiéndose discos fonográficos, donde aparecían como autores José Plá y Ramón Montes».

 

Editada en 1894

 

«La primera edición de la habanera —continuó informando el señor Sánchez de Fuentes— fue costeada por Antonio González Curquejo, propietario de una farmacia de esta capital, quien firmó con el autor el 3 de julio de 1894 un contrato por el cual el músico recibiría 600 ejemplares de la obra y el propietario de la farmacia se reservaba el derecho de imprimir 5,000 ejemplares como un anuncio de su establecimiento».

«No obstante el enorme éxito alcanzado por la  canción — agregó Sánchez de Fuentes— mi padre se dolía de que fuera esa sencilla melodía la que lo hiciera famoso, a pesar de haber dedicado toda una vida a crear composiciones de mayores vuelos… Pero siempre narraba, emocionado, el recuerdo de aquel día que en Roma entró en un humilde mesón para descansar y seguir su recorrido por la ciudad, acercándose a su mesa un viejo guitarrista y una niña pidiendo una limosna, entonando después  la habanera en señal de agradecimiento».

 

Vivió para la música.

 

En del propio año que compuso la habanera —1892— Eduardo Sánchez de Fuentes obtuvo la Licenciatura en Leyes y terminó los estudios musicales bajo la dirección del glorioso Ignacio Cervantes, del que recibió valiosas lecciones de armonía y composición. Y el ilustre maestro, autor de zarzuelas, operetas, óperas y composiciones sinfónicas, jamás recibió título académico alguno en relación con sus labores musicales.

«Vivió para la música, todas sus horas eran para el arte, aun atacado de una incurable afección cardíaca, en los últimos días de su vida, teníamos que arrancarlo materialmente del piano o de la mesa de trabajo», recuerda tristemente su hijo Luis.

En su residencia de El Vedado, el 7 de septiembre de 1944, a los setenta años de edad, falleció el maestro… Un nutrido coro de magníficas voces entonó sobre su tumba la inmortal habanera  escuchada y aplaudida en tres continentes  y por tres generaciones.

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