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Celebra la Cinemateca de Cuba el Día de la Cultura Cubana y medio siglo del movimiento de la Nueva Trova

19 de octubre de 2022

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Con su indeclinable vocación rupturista hasta quedar, por su propia voluntad, sin aliento, Jean-Luc Godard declaró alguna vez que «frecuentar los cineclubes y la cinemateca era ya pensar en el cine». Rememoraba la significación de la Cinemateca Francesa en el surgimiento del movimiento de la Nueva Ola. Lástima que las nuevas generaciones de nuestros cineastas ignoren lo que Bernardo Bertolucci calificó como «la mejor escuela de cine» y no prioricen, como aquellos fundadores en París y en esta Habana de los áureos y estremecedores años sesenta, la asistencia a sus funciones.

La Cinemateca de Cuba festeja este 20 de octubre el Día de la Cultura Cubana en una función especial en su sede, la sala 23 y 12 de esta capital, en su pantalla grande, devenida centro de la campaña promocional de la edición 43 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Como «la mejor forma de estar juntos» definió a la sala oscura el gran cineasta italiano Ettore Scola. Siempre es preciso introducir un poco de historia: el 20 de octubre de 1981 al instituirse el Día de la Cultura Cubana, el Consejo de Estado otorgó la Orden Félix Varela de primer grado a Alfredo Guevara, fundador del ICAIC y al cineasta Santiago Álvarez, cronista del Tercer Mundo y director del Noticiero ICAIC Latinoamericano. El ICAIC recibe la más alta distinción en la categoría de colectivos culturales como institución creadora de todo un conjunto de obras nutrientes del patrimonio cultural de la nación.

En esa misma fecha, el Ministerio de Cultura, con Armando Hart Dávalos al frente, otorga la Distinción Por la Cultura Nacional por primera vez a un grupo de valiosos artistas e intelectuales y a varios colectivos de este carácter. Un total de diecinueve creadores vinculados al cine criollo recibieron la distinción: Leo Brouwer, Octavio Cortázar, Manuel Duchesne Cuzán, Mario García Joya, Julio García Espinosa, Manuel Octavio Gómez, Sara González, Tomás Gutiérrez Alea, Jorge Haydú, Bernabé Hernández, José Massip, Pablo Milanés, María Elena Molinet, Iván Nápoles, Juan Padrón Blanco, Manuel Pérez Paredes, Silvio Rodríguez y Humberto Solás.

No por gusto varios cantautores integran esa lista porque es inconcebible el nuevo cine cubano sin la contribución de ellos, fuera de forma individual como en calidad de integrantes del mítico Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, creado por Alfredo Guevara, perteneciente, como Julio, a la estirpe de los fundadores, siempre incansables. Las bandas sonoras de no escasos clásicos del cine producido por el ICAIC serían inconcebibles sin el aporte de ellos y por eso nos sumamos a la conmemoración de medio siglo del Movimiento de la Nueva Trova. Lourdes de los Santos, con su especial sensibilidad lo redescubre en De mi alma, recuerdos, dirigido por ella veinte años atrás, cierre de esta conmemoración. Lo precede en la función el número 910 del Noticiero ICAIC Latinoamericano, monográfico realizado en 1979 por Daniel Díaz Torres, acerca del vigésimo aniversario del ICAIC.

Pero antes los espectadores compartirán un privilegio: asistir, sesenta años más tarde, a la proyección de Habla un campesino, que presentará por primera vez nuestra Cinemateca, a partir de la reciente digitalización realizada en el Archivo Fílmico del ICRT.  Parte de una idea original de nuestro cuentero mayor: Onelio Jorge Cardoso. El importante fotógrafo Antonio Rodríguez (Tucho) prefirió responsabilizar con esas funciones al veterano José Tabío y asumió la realización. Este relevante documental, producido por Televisión-Revolución, División Fílmica de CMBF, canal vinculado al periódico Revolución, órgano del Movimiento 26 de Julio, lo estrenó el lunes 13 de febrero de 1961 en el programa «Lunes en TV».

Si Tomás Gutiérrez Alea lo elogió enseguida, su amigo y compañero de correrías cinéfilas en los cines de barrio habaneros, el fotógrafo y documentalista catalán Néstor Almendros, quien ejercía entonces la crítica cinematográfica en la revista Bohemia, lo calificó con entusiasmo como «uno de los documentales más bellos y más verdaderamente revolucionarios que se han producido en Cuba, arte y documento al mismo tiempo». En su reseña subraya la eliminación del narrador «artificial y enfático» y su sustitución por «la voz sincera de un hombre de pueblo», un campesino de Itabo que no solo no estaba preparado, sino que desconocía ser fotografiado por la cámara. A juicio del crítico: «Las nuevas tendencias del documental moderno y del free-cinema empiezan a entrar en Cuba».

Con esta función especial el ICAIC y la Cinemateca de Cuba, instituciones veladoras del patrimonio fílmico y audiovisual nacional, rinden homenaje al Día de la Cultura Cubana a cuatro décadas de su proclamación.

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