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El sospechoso silencio de la OEA

22 de agosto de 2022

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En medio de los trajines golpistas y las conspiraciones flagrantes contra el gobierno constitucional de Pedro Castillo, que tienen lugar en Perú encabezadas por un sector del Congreso, una parte de los tribunales y la fiscalía y prácticamente la totalidad de los medios de comunicación allí establecidos y actuando de forma monopólica, resulta altamente sospechoso el silencio de la OEA de Luis Almagro, otras veces tan rápida y expedita en esos menesteres de acusaciones y denuncias cuando se trata de encubrir las más perversas intenciones de las oligarquías locales y el imperialismo de Estados Unidos.

Como se ha comprobado y confirmado hasta extremos y detalles, la desprestigiada organización con sede en Washington ha traspasado todos los límites establecidos por el derecho internacional y la soberanía de sus estados miembros, involucrándose directamente y llevada de la mano por su “secretario general”. Su ejemplo más reciente fue el caso del fraude electoral falsificado y el sucesivo golpe de estado en Bolivia, donde todos sus manejos sucios quedaron expuestos.

Los acontecimientos que actualmente se desarrollan en el Perú expelen todo el mal olor que tuvieron sus antecedentes bolivianos; se trata de obtener el derrocamiento a toda costa de un presidente y gobierno elegidos libremente por la mayoría de la voluntad electoral en comicios reconocidos por su limpieza y equidad por todos los que de alguna manera participaron en los mismos, incluidas las más altas autoridades electorales y para colmo de desvergüenza, los observadores de la propia OEA.

Los rápidos cambios en la correlación de fuerzas políticas en Latinoamérica preocupan ya a las oligarquías explotadoras ancestrales y al imperialismo estadounidense, que ven acercarse la hora de la segunda independencia y tras la más reciente derrota en Colombia se aferran desesperados. Parece que intentan llegar en el caso peruano hasta las últimas consecuencias.

Ante la situación, varios gobiernos de la región han reaccionado llamando la atención ante el peligro golpista -tales como México, Argentina, Bolivia y Ecuador- mientras que el importante e influyente Grupo de Puebla alerta y advierte sobre el peligroso cuadro que se está configurando como preludio del zarpazo.

Los más veteranos no pueden sino recordar los momentos que precedieron al Chile del 73 y la Argentina del 76 pues no son pocas las semejanzas que coinciden. Esta vez, sin embargo, la situación regional es bien diferente y ello pudiera ser determinante en los resultados o no de las maniobras golpistas, siempre que todo sea acompañado por la decisión firme y el grado de organización del pueblo peruano para defender la constitucionalidad y los veredictos electorales.

Hay que vigilar a Almagro, pues es sospechoso el silencio de la OEA.

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