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Francesco de Pinedo

19 de julio de 2022

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El hidroavión Santa María pilotado por el Marqués Francesco de Pinedo, acuatizó con suavidad sobre la bahía, entre un mar de curiosos, el 27 de marzo de 1927. La escala cubana del as de la aviación estaba comprendida dentro de un extenso itinerario de buena voluntad conocido como el vuelo de los cuatro continentes.

Toda la prensa se hizo eco del acontecimiento, de la llegada de De Pinedo desde Port-au-Prince y las fotos del piloto y del hidroavión cubrieron las páginas de los diarios y revistas.

El recibimiento que la población le tributó fue grandioso. Y sus actividades en la muy breve visita, realmente incesantes: colocó una ofrenda floral ante el monumento a José Martí y otra ante el de Cristóbal Colón; asistió a un brindis de honor en el hotel Cecil y a un banquete en el Telégrafo –ahora reconstruido–; se llegó a la Secretaría de Estado; departió con residentes de la colonia italiana en La Habana y conversó con los directivos del Automóvil y Aero Club de La Habana.

Hasta la Catedral, donde se cantó un Te Deum por su feliz arribo, lo acompañó una multitud que lo vitoreó como a un héroe.

Al margen de lo puramente anecdótico, su estancia será siempre recordada por un hecho que se inscribe en la historia del correo en Cuba: con Francesco de Pinedo llegaron las primeras cartas de Europa transportadas por vía aérea. En Cuba hizo entrega de varias de estas cartas, procedentes en su mayoría de Italia.

A propuesta de un poeta y político de la época, la Cámara de Representantes hizo llegar al aviador un mensaje de salutación.

A la mañana siguiente del arribo, bien temprano, partió hacia Nueva Orleans, con lo que, de paso, estableció la primera conexión aérea entre La Habana y esa ciudad norteamericana.

El piloto era un defensor ferviente del hidroplano, cuyas posibilidades como medio de transportación aérea eran ilimitadas según él. De origen napolitano y proveniente de una familia pudiente, desde temprano pudo desarrollar su pasión por la aeronáutica.

 

 

 

Entre sus numerosos vuelos a largas distancias y con varias escalas estuvo el denominado “Cuatro continentes”, con salida ese Italia, paradas en el norte de África, cruce del Atlántico hasta Brasil y numerosos países americanos, donde se incluyó la escala en La Habana.

Como otros muchos pilotos de su tiempo, el marqués de Pinedo murió cuando su avión chocó y se incendió tratando de despegar desde Brooklyn, Nueva York, en septiembre de 1933. Tenía 43 años.

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