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Edificio de la calle Muralla No. 60 entre Oficios y Mercaderes

21 de junio de 2022

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Antes: Vivienda / Después: Oficinas de la Empresa de Monumentos de la Oficina del Historiador
Hoy: Guardería Padre Usera

 

Muralla 60, antes de la restauración

Muralla 60, antes de la restauración

 

El edificio que llega a nuestros días se reconstruyó entrado el siglo XX, sufriendo algunas modificaciones, aunque se reconoce su notable antigüedad ocupando esta parcela de terreno. Por su ubicación privilegiada perteneció a lo más notable de la sociedad colonial, destinándose a vivienda en planta alta, con accesorias comerciales en la planta baja, gran patio central rodeado de galerías, donde también se ubicó la cochera y los almacenes.

En 1908 la Alcaldía Municipal emitió licencia para construirle cuatro cuartos al fondo de la azotea, trabajos que estuvieron bajo la dirección del arquitecto Carlos E. Planas; por entonces pertenecía en propiedad al hospital Mercedes. De igual modo, se transformaron espacios interiores en la planta baja para colocar columnas de hierro que sostuvieran las cargas de estos cuartos. Al año siguiente se modificó la fachada, adicionando y transformando los vanos existentes, añadiéndole una escalera de ladrillos con pasos de mármol. No se especifica el uso del edificio en los documentos consultados, aunque su tipología evidencia la existencia de algún tipo de almacén.

A mediados del siglo XX devino en casa de vecindad, deteriorándose considerablemente.

En la década de 1990 y luego de la primera restauración se convirtió en la sede de la Empresa de Monumentos de la Oficina del Historiador, acogiendo en su interior a un nutrido grupo de especialistas que tuvieron a su cargo las obras de restauración en el centro histórico.

Muralla 60 después de la restauración

Muralla 60 después de la restauración

Como parte de la obra social emprendida por nuestra institución, con la última intervención realizada, la casa quedó convertida en un círculo infantil o guardería, que acoge y educa a los infantes con esmero.

Se restituyeron en el inmueble elementos arquitectónicos que acentúan su imagen colonial, la madera en ventanas y balcones y sobre el balcón corrido el tejadillo que sobresale a distancia, sostenido por canes de madera.

El uso vino determinado, porque en estos predios, se estableció la casa cuna que fundara el Obispo Jerónimo Valdés en la ciudad para brindar apoyo a los niños sin amparo filial, otorgándoles, además, su apellido. Esa primera institución abrió sus puertas en 1711 en una modesta construcción en la esquina de Muralla y Oficios.

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