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Antiacidos de aluminio y magnesio

24 de mayo de 2022

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Los hidróxidos de aluminio y magnesio son los constituyentes más frecuentes de los preparados antiácidos. Los antiácidos reaccionan con el ácido clorhídrico para formar cloruros, agua y dióxido de carbono y así neutralizar al ácido clorhídrico presente en los jugos gástricos y combatir la acidez.

Estos medicamentos actúan ya sea bloqueando la acción del ácido que ya se ha producido en el estómago o impidiendo que dicho órgano lo produzca. Los antiácidos más antiguos, como la leche de magnesia y las sales de calcio, magnesio y aluminio bloquean el ácido ya producido en el estómago pero no impiden su formación.

El hidróxido de aluminio y el hidróxido de magnesio se emplean juntos para aliviar la pirosis, como se denomina a la acidez estomacal, la indigestión ácida y los malestares estomacales llamados dispepsias.

Estos pueden usarse para tratar estos síntomas en los pacientes con úlcera péptica, gastritis, esofagitis, hernia hiatal o hiperacidez gástrica, ya que al combinarse con el ácido del estómago lo neutralizan.

El hidróxido de aluminio y magnesio puede presentarse en forma solida o en forma liquida para tomar por vía oral. En el primer caso como comprimidos masticables y en el segundo en forma de gel.

Los hidróxidos de aluminio y magnesio son relativamente insolubles. Las combinaciones de ambos hidróxidos son mal absorbidas en el tracto digestivo y por ello tienen un efecto antiácido sostenido, con efectos equilibrados sobre la motilidad intestinal.

La alcalinización del contenido del estómago incrementa la motilidad gástrica por acción de la gastrina. El aluminio puede relajar el músculo liso del estómago y retrasar el vaciamiento gástrico, mientras que el magnesio tiene el efecto opuesto.

Respecto a los efectos secundarios de los antiácidos, las sales de magnesio o de aluminio pueden causar aumento en la producción de gases, dolor de cabeza y abdomen, náuseas y vómitos severos.

Los antiácidos con magnesio pueden solucionar un problema pero crear otro, ya que cuando se excede la dosis, o se toman con demasiada frecuencia, es posible que causen diarreas.

Por su parte, los antiácidos con aluminio están en el punto de mira. En principio, esta forma molecular puede ser gestionada sin problemas por el cuerpo y expulsada, pero en caso de hacer uso diario de ellos es necesario consultar al médico, ya que altos niveles de alumino pueden tener efectos secundarios serios en personas que no lo metabolicen bien provocando, entre otros, pérdida de calcio en los huesos.

Para no incurrir en este tipo de peligros cuando se toman antiácidos frecuentemente, lo correcto es hacer un seguimiento con el médico y seguir estrictamente la pauta de administración recomendada.

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