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Sálvese quien pueda

23 de mayo de 2013

Por Arsenio Rodríguez

Realmente el clásico grito de alarma no se ha dado aún, pero está a punto de aparecer en el escenario, cada vez más caldeado, de una España que no parece encontrar solución a sus graves problemas.

Y a esta conclusión se llega con solo releer los titulares de la prensa ibérica, cada vez más pesimistas y críticos de una situación social que afecta a la mayoría de la sociedad, incluso a los ricos ricos, como José María Aznar, que no solo critica al actual Gobierno, si no que le exige bajar los impuestos.
La gravedad de la situación evita que las últimas declaraciones de Luís de Guindos, ministro de economía muevan a risa, cuando dijo; España está ya “en el camino de la salvación” tras haber “virado absolutamente” en el último año.
Sin embargo, este señor no informa de dónde saldrán los 3.000 millones de euros adicionales que serán necesarios recortar este año para cumplir con el objetivo de déficit del 6,3% pactado con Bruselas.
¿Recuerdan al hombre del bigotito hitleriano?
A ese anticubano furioso, paladín de las peores causas y obediente servidor de los mandatos imperiales yanquis, pues se le falta el respeto públicamente, no solo por los ciudadanos de a pie, sino también de aquellos que lo aplaudieron cuando estaba al frente del gobierno.
Hoy se le critica por el dinero recibido de mafiosos de cuello blanco, en especial por la pomposa boda de su hija, a lo que él llama “regalo”, por las barbaridades económicas que cometió su gobierno y que ahora sigue aplicando su partido en el poder, las que sin embargo cuestiona y exige se resuelva la crítica situación social.
En fin, ver los titulares de los periódicos españoles dan la razón a un amigo hispano, conocedor de la política en su país, que me comenta que el “el barco está a punto de hundirse y por ello la gritería de las ratas que ya ven como única opción la escapada”.
Las pataletas de Aznar seguirán, como también las medidas antipopulares de un partido que se llama Popular y como reacción inmediata a ellas, las marchas y protestas de un pueblo que está llegando al límite.
En estos días Alemania viene en ayuda del socio en problemas y promete que cada año dará trabajo a 5 000 españoles, no a cualquier español, sino a aquellos ilustrados en las disciplinas que hacen falta en tierras germanas. El problema es que en paro hay unos seis millones de personas y no cinco mil.
Las estadísticas son cada vez más dramáticas. El 48 por ciento de los desempleados tienen más de 3 años sin trabajo. La mayoría de los parados son jóvenes, muchos de ellos con títulos que costaron miles de euros y que ahora, en el mejor de los casos, le servirán para ocupar una plaza de mesero en cualquier bar.
España nuevamente es un país de emigrantes. En Suiza ya han puesto restricciones, al igual que en otra naciones europeas, a pesar de acuerdos comunitarios. Los nietos de aquellos emigrantes vienen nuevamente a América Latina no como conquistadores, sino como mano de obra.
¿Se hunde o no se hunde?

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