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José Martí y su trabajo sobre la instrucción pública

22 de octubre de 2021

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“Hombres vivos, hombres directos, hombres independientes, hombres amantes. Eso han de hacer las escuelas, […]”, escribió Martí, desde Nueva York, para el diario “La Nación”, en 1886

“Hombres vivos, hombres directos, hombres independientes, hombres amantes. Eso han de hacer las escuelas, […]”, escribió Martí, desde Nueva York, para el diario “La Nación”, en 1886

Poco tiempo después de su llegada a México en 1875 José Martí, a través de Manuel Mercado, se relaciona con la Revista Universal, una de las más importantes publicaciones de ese país. Comienza a publicar algunos poemas y trabajos.

En la edición del 26 de octubre de 1875 se publica en la Revista Universal un trabajo de Martí que trató sobre un proyecto de instrucción pública que había elaborado el diputado Juan Palacios. En la parte inicial de este análisis sobre dicho proyecto Martí señaló que la inteligencia y la imaginación tienen cualidades de esencia distintivas y añadió que el estudio reflexivo, que dañaría a la imaginación, a la inteligencia es necesario y aprovecha.

Seguidamente planteó que dicho proyecto venía a trastornar el orden actual de la enseñanza, pero que trastornar ese orden quería decir establecer el orden y agregó de inmediato: “Conmueve rudamente el sistema actual; pero lo conmueve en bien del país y bajo el amparo de la lógica y de la práctica en otras naciones.”

Martí expuso que el proyecto de instrucción pública que sería objeto de análisis en México establecía dos grandes principios que lo sostienen y lo han engendrado: la libertad de enseñanza y enseñanza obligatoria. Y reflexionó acerca de ello alegando que era mejor detallar enseñanza obligatoria y libertad de enseñanza porque aquella tiranía saludable vale aún más que esta libertad.

También manifestó al mostrarse partidario de lo planteado en el proyecto que toda idea se sanciona por sus buenos resultados y aseguró que cuando todos los hombres sepan leer, todos los hombres sabrán votar y, como la ignorancia es la garantía de los extravíos políticos, la conciencia propia y el orgullo de la independencia garantizan el buen ejercicio de la libertad.

Y añadió: “Un indio que sabe leer puede ser Benito Juárez, un indio que no ha ido a la escuela, llevará perpetuamente en cuerpo raquítico un espíritu inútil y dormido.”

En el trabajo cuyo título es El proyecto de instrucción pública, Los artículos de la Fe, La enseñanza obligatoria, Martí también reflexionó sobre la importancia que tenía de contar en América con profesionales y creadores que tuvieran una instrucción adecuada para poder reflejar la realidad del continente.

Expuso su criterio que había en América hombres perfectos en la literatura europea, pero no había un literato exclusivamente americano.

Y de inmediato planteó: “Ha de haber un poeta que se cierna sobre las cumbres de los Alpes, de nuestra sierra, de nuestros altivos Rocallosos; un historiador potente, más digno de Bolívar, que de Washington, porque la América es el exabrupto, la brotación, las revelaciones, la vehemencia, y Washington es el héroe de la calma, formidable, pero sosegado; sublime, pero tranquilo.”

En la parte final de este breve pero significativo trabajo Martí reiteró su apoyo al proyecto de instrucción pública alegando al responder la pregunta de lo que pudiera significar el nuevo ordenamiento de la enseñanza que los indígenas aportarían un sistema nuevo de vida, teniendo en cuenta que ellos tendrían que estudiar y por tanto podrían influir mucho más en el seno de la sociedad al alcanzar mayores conocimientos.

Detalló: “Nosotros estudiamos lo que nos traen de Francia; pero ellos nos revelarán lo que tomen de la naturaleza. De esas caras cobrizas brotará nueva luz. La enseñanza va a revelarlos a sí mismos.”

Martí expresó su apoyo al proyecto de instrucción elaborado por el diputado mexicano Juan Palacios porque este contemplaba la posibilidad que la educación llegase hasta los diversos sectores de la población, incluidos los indios que históricamente habían sido discriminados.

No es de extrañar que Martí se sintiese motivado por dicha idea puesto que para él según manifestara el pueblo más feliz es el que tenga mejor educado a sus hijos en la instrucción del pensamiento y en la dirección de sus sentimientos.

La trascendencia de la educación para los seres humanos fue algo sobre lo cual Martí trató en varias ocasiones durante su breve pero fecunda existencia.Concibió que la educación tiene como premisa esencial preparar a los seres humanos para la vida.

Le concedió una importancia vital a la necesidad de los hombres y mujeres de cultivar su inteligencia y de superarse en forma constante ya que para él la educación debe ser un proceso constante que empieza con la vida y no acaba sino con la muerte.
Martí no solo se refirió al valor de la educación en sentido general y la labor específica de los que ejercían la función de profesores y maestros, sino además expuso consideraciones en cuanto a la pedagogía, porque también le atribuyó gran relevancia a la utilización sistemática de los métodos más adecuados para contribuir al desarrollo de los conocimientos de las personas.
Precisamente en un trabajo titulado Escuela de electricidad, publicado en La América, en Nueva York, en noviembre de 1883, enfatizó: “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo: es prepararlo para la vida.”
Martí a través de su existencia fue un gran maestro no solo cuando tuvo frente a sí a un grupo de alumnos sino también al escribir y al hablar lo hizo como un gran educador y trasmitió valiosas enseñanzas.

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