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El ardid de los inocentes

13 de mayo de 2013

Por Onedys Calvo
Fotos Néstor Martí

Si parafraseamos a Ítalo Calvino cuando aseveraba: “de una ciudad no disfrutas sus  7 ó 77 maravillas, sino las respuestas que da a una pregunta tuya”, tendremos entonces más de un pretexto para visitar la exposición que desde este viernes 10 de mayo, se inauguró  en Factoría Habana.
El contexto urbano se presenta pródigo para hablar de cómo funciona la sociedad, y en particular, la de la Cuba contemporánea. Con una apreciación en primera instancia estética, el propio espacio físico de la ciudad devela claves que trascienden la posible noción de lo bello para indagar, sobre todo, en la estrecha relación del individuo y su contexto. Las estrategias utilizadas por los artistas han sido muy diversas, los procedimientos artísticos también, y los modos de indagar cada instancia de vulnerabilidad que exponen se han basado en la investigación social con una vocación muy humanista.

Así Marianela Orozco nos sugiere múltiples referencias a partir de la pasividad contemplativa de la protagonista de su video Hipnosis, acaso rendida por el tiempo transcurrido en su cuerpo y en su desvencijado entorno; Luis Gárciga hace una instalación de lo precario con elementos recogidos de algunas zonas de la ciudad y que son representativos de la ruralización creciente que esta  está padeciendo, tesis que refuerza con el apoyo sonoro de opiniones y con un sofisticado mapeo con luces sobre los elementos físicos; Celia y Yunior exponen las anotaciones de la agenda donde han acumulado los datos de la investigación que han realizado sobre significativas casas señoriales en cuanto a sus cambio de usos, los cuales han asociado con las Colonias epífitas, especie de plantas que viven adheridas a otras aunque no se alimentan de su hospedero;  Ricardo Miguel Hernández presenta una serie fotográfica sobre diferentes gasolineras de la ciudad, puntos de utilidad y de coherencia en el desarrollo de cada urbe, y Nestor Siré documenta la historia paradójica de un tanque de agua, prácticamente devenido Tótem.
Grethell Rasúa presenta en un video y más de una cuarentena de fotos la persistencia de algunos sobre la base del remiendo para engalanar su pedacito, aunque no alcance el pensamiento para entender la fragmentación que a escala urbana esto constituye; y Renier Quer desarrolla una intensa metáfora de la existencia en torno a lo particular y lo cósmico en la historieta a nivel de pared que despliega en La siesta de la tilapias.

Todas estas piezas, algunas inéditas y otras poco conocidas, conforman El Ardid de los inocentes, una exposición curada con toda intención para dialogar, para cuestionar y para dar respuestas. Desde la percepción crítica comprometida de estos creadores me surge una certeza: nuestra ciudad nos ofrece maravillas y muchísimas respuestas, pero más que todo nos reitera interrogantes, entre ellas una muy visible en esta muestra y que se formula sobre su propia fisonomía y sus dinámicas actuales, una que busca responsabilizar e implicar: cuál es el ardid de los inocentes?
La exposición puede visitarse de lunes a sábado, de 9:30 de la mañana a 5:00 de la tarde en Factoría Habana, espacio para la creación y la experimentación contemporánea de la Oficina del Historiador, sita en O´Reilly 308 entre Habana y Aguiar, en el Centro Histórico.

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