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Adigio: una vez más

10 de mayo de 2013

Por  Carina Pino Santos / Tomado de CUBARTE

 

La historia del arte en Cuba se delinea en las dos últimas centurias por esos invaluables aportes de creadores cuyas obras han elevado el flujo caudaloso de ese río fértil para nuestra cultura visual.
Uno de esas contribuciones ha sido la del pintor y dibujante Adigio Benítez, fallecido en la tarde del 8 de mayo.
Hace poco más de una década profesionales del campo artístico, artistas, y  público en general aplaudíamos el merecido Premio Nacional de Artes Plásticas (2002) que se le otorgara. Un par de años después fue galardonado con el Premio Nacional de la Enseñanza Artística.
Con la límpida humildad que le caracterizaba, Adigio, sin duda alguna, uno de nuestros más valiosos dibujantes, recibía los máximos honores con los que se reconoce a un artista cubano.
Comenzó su carrera como joven artista gráfico que colaboraba con el periódico la Voz del pueblo,  de Santiago de Las Vegas, mas ya con una lucidez ideológica de izquierda, avezada por ser muy joven y ya vinculado a los comunistas, lo que le condujo a trabajar para las publicaciones Mella de la Juventud Socialista y Hoy del Partido Socialista Popular, etapa en que empleó su gráfica como denuncia político-social. Colaboraciones que extendió a  Bohemia, Granma, El Habanero y que enriqueciera con una labor en carteles y libros.
En los años cincuenta, luego de haber estudiado en San Alejandro, Adigio cultiva con disciplina y pasión su vocación desde la infancia, la pintura. Con ella seguirá  el camino que había abierto con su temática social en la gráfica. Soldadores, madres, obreros, fueron protagonistas de sus lienzos. Tras los cuales subyacía un interés por la organización geométrica y espacial que luego, tras una exposición en 1968 desembocará en los plegables, ya explícitos en su exposición Plegables simulados en Galería Habana (1988). Todo un vocabulario plástico de pajaritas, “cual si el mundo fuera de papel plegado”, como solía decir el pintor. Poeta también, el artista inventó una palabra para esas figuraciones dotadas de vida y tridimensionales en el lienzo, la s llamó “papiroflexia”.
Aunque en parentesco con las formas duras del cubismo y la escultura constructivista, el artista declaraba que no las consideraba influencias, sino que eran coincidente esa morfología más óptica con aquel mundo suyo peculiar en que los personajes y objetos creados en el lienzo o la cartulina dialogaban desde su simetría de papel inexistente en obras donde nunca dejó de existir la serena poética que le caracterizó  y un delicado humor que entrenara con rigor desde muy joven.
Fue un “humorista atento al acontecer vital de las circunstancias sociales que le rodearon, grabador fecundo, pintor de infatigable y original creación, muralista dondequiera que se necesitó de su quehacer —desde un círculo infantil de barrio hasta el restaurante de un concurrido Centro Comercial del D.F. México—. Maestro de maestros, fundador de la Escuela Nacional de Arte y profesor de Mérito del Instituto Superior de Arte —y pionero en la labor de tallerista, conferencista, divulgador, de ese afán, hoy intensificado, de llevar la cultura hacia los más amplios sectores de la población—”, escribí en el 2002 a razón de otorgársele el Premio Nacional de Artes Plásticas.
De Adigio extrañaremos la modestia ejemplar de constante presencia, aquella su ética impecable acompañada de su siempre sosegada personalidad que sentíamos cual fresco amparo en el medio artístico, su magisterio renovado cuando decía que el arte es, ante todo, trabajo duro. Mas como suele suceder con los verdaderos artistas, sé bien que nunca le despediremos. Una y otra vez le hallaremos en sus lienzos, cartulinas, libros y poemas. No creo que sea trillado escribirlo así. Porque desde ellas continuará deleitándonos, ya sea en  la intención noble de su dibujo seguro o con su trazo habilidoso, y sobre todo, en  esa su singular imaginería poética, diáfana y apacible, a la que acudía para exorcizar un mundo exterior que sentía apocalíptico en sus penurias y guerras.

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